Fornarina siempre estuvo muy bien relacionada
con el mundillo periodístico
En la primavera de 1903 Fornarina fue contratada para actuar en el Teatro Nuevo Retiro de Barcelona y a continuación en el Novedades de Valencia, para regresar a Madrid, primero actuando en el Actualidades y después en el Romea, donde intervino en espectáculos como "¡Cuidado con los turcos!" o "La bodega del diablo".
El Romea fue, y durante muchos años siguió siéndolo, uno de los principales teatros de repertorio musical del tipo ligero en Madrid. En la época de Fornarina era uno de los templos del género ínfimo y, además de los espectáculos de variedades y las actuaciones de las gentiles cupletistas de moda, tenía para los espectadores un singular reclamo: el foyer de artistas.
El foyer (1) en este caso era el vestíbulo del Romea y era el lugar de encuentro entre las artistas (femeninas) y los espectadores (masculinos) donde, vestidas para el espectáculo y entre sesiones, las primeras "alternaban" con los segundos. Había bebidas (café, tinto con sifón y quién sabe si algún que otro champagne), risas y coqueteos hasta que el regidor avisaba del comienzo de la siguiente sesión. Si tenemos en cuenta que dichas sesiones podían comenzar a las 5 de la tarde y terminar a la 1 de la madrugada, nos podemos hacer una idea del negocio que significaba para el Romea que sus artistas "alternasen". Como ahora se dice de otro tipo de locales, si después de la actuación las susodichas llegaban a mayores con los susodichos, era asunto de unas y de otros exclusivamente.
No era el único local del género donde esto se hacía, pero el foyer del Romea tiene para nuestra historia un especial significado: al parecer allí se conocieron José Juan Cadenas y nuestra simpar Consuelito. Y allí comenzó su historia de amor y de negocios.
José Juan Cadenas, un caballero de su tiempo
José Juan Cadenas era periodista pero también muchas otras cosas: letrista, dramaturgo, traductor, adaptador, poeta, crítico, viajero, ... un ejemplo perfecto y a la española de bon vivant de la belle époque, que dejó crónicas deliciosas (especialmente para el diario ABC) de los lugares, personajes y momentos que le tocó vivir.
Había nacido en 1872 (es decir, le llevaba a Consuelo 12 años) y era guapo a la manera de entonces: espesos y cuidados bigotes oscuros, atildadas toilettes que le daban un aspecto de dandy y, sobre todo, una labia tremenda. De su inteligencia, oportunismo, audacia y astucia, nos da idea el hecho de que fuera uno de los primeros presidentes de la Sociedad General de Autores.
Una caricatura para José Juan
El caso es que Consuelo se enamoró y, es de suponer, él también cayó rendido a los encantos de la madrileña. Enseguida se dio cuenta del potencial de la cupletista, siendo como era un hombre inteligente y con una gran visión para el mundo del espectáculo. Sus viajes al extranjero, especialmente a París, donde fue corresponsal de ABC, le habían hecho conocer de primera mano las modas y los modos de la capital francesa, que era por entonces la meca del espectáculo no sólo europea sino mundial.
Emprendió una labor de "pulido" del diamante todavía en bruto que era Fornarina. Ella, además, no era precisamente tonta. En ningún sentido. Aprendió diligentemente todo lo que él quiso enseñarle y supo ver la gran ayuda que representaría para su carrera.
José Juan inculcó en Consuelo el gusto por la lectura, le enseñó idiomas, la introdujo en sus círculos, periodísticos e intelectuales, la enseñó a vestir, a peinarse, a comportarse en sociedad, a ser -o al menos parecer- una dama del gran mundo.
Pero, sobre todo, Cadenas aportó a Fornarina su sello artístico: multitud de cuplés, la mayoría adaptaciones de éxitos franceses, que no sólo se correspondían con los gustos del momento, sino que incluso impusieron dichos gustos a la sociedad española. De su tándem con Quinito Valverde, un músico muy popular y de gran talento, surgieron éxitos de Fornarina que han llegado hasta nuestros días: "Clavelitos" (sí, los de Sara Montiel), adaptaciones como "La Maxixa", etc.
Todo esto, en cuanto a la relación profesional. En cuanto a la personal, tratándose de dos personajes apasionados y de fuertes personalidades, tal relación no pudo ser otra cosa que atormentada y fluctuante. Resumiendo:
Ella tuvo numerosos admiradores y él se ponía celoso.
Él "protegió" a otras artistas y ella se ponía celosa.
Ella tenía un pasado oscuro y callejero y él se ponía celoso con carácter retroactivo.
Él se volcaba en la carrera de una joven divette que empezaba llamada Manón y Consuelo se ponía celosa con carácter de futuro.
Ella recibía con agrado la admiración del poeta Enrique Amado y José Juan, ejerciendo de miembro de la Sociedad de Autores, le prohibía en represalia cantar sus canciones.
Y así, prácticamente hasta el final. El final de Fornarina, claro está, porque Cadenas la sobrevivió hasta el año 1946. Pero esa sí que es otra historia.
(1) Literalmente en francés significa hogar o residencia, es decir, un lugar para sentirse como en casa ...
(2) A su Madrid ha llegado/Fornarina y luce el talle/retrechero en todos lados .../¡Vales tú más en la calle/que muchas en el tablado!
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