La Fornarina y otras cupletistas que marcaron una época

La Fornarina y otras cupletistas que marcaron una época: mujeres ayer admiradas, hoy olvidadas

viernes, 3 de junio de 2016

LAS OTRAS: Mary Focela (I)

De entre las chicas del cuplé que se hicieran famosas por causas que poco o nada tuvieron que ver con lo artístico, destaca muy por encima de las demás la desvaída figura de Mary Focela. Esta olvidadísima cupletista debió gran parte de su efímera fama a la menos glamurosa y musical de todas las actividades humanas: la política. Sí, habéis leído bien, la política. Y más exactamente en su versión española, vertiente nacionalista. Nada importa que la voluntariosa Mary luchara durante años para hacerse un digno hueco en el mundo de las variedades, ni importa que fuera ella quien estrenó "El relicario", uno de los cuplés más famosos de todos los tiempos: lo único en lo que destacó y por lo único que obtuvo sus quince minutos de gloria fue por el eterno conflicto entre el estado central español y las aspiraciones soberanistas catalanas. Ahí es nada.
Así que, señoras y señores, catalanistas y españolistas, cupleteros o no, pasen y lean la verdadera pequeña historia de la auténtica y diminuta Mary Focela(1).
De la Focela llegaron a decir que "era más
pequeña que una lentejuela" y algo de razón tenían

Mary Focela, cupletista

Nacida en 1899 en Algeciras (aunque la fecha, como siempre, hay que ponerla en cuarentena) María Focela Molina se quedó huérfana de padres a la tierna edad de cuatro años. Sus abuelos, que vivían en Madrid, acogieron con cariño a su nieta, que ya se caracterizaba por su cuerpecillo menudo y unos enormes ojos negros. En las sucesivas casas de alquiler que sus abuelos tuvieron en la capital (en las calles de Atocha, Eloy Gonzalo, Magadalena y Alcalá entre otras) transcurrió su infancia, recibiendo las influencias madrileñas que posteriormente hicieron pensar al personal que era oriunda de la Villa y Corte. Pero la desgracia perseguía a la pobre María y a los diez años murieron sus abuelos, quedando en las garras manos de una tía suya casada con un militar. La tía era de armas tomar -no en vano su marido posteriormente llegaría a coronel por méritos propios- y ambos eran poco dados a las efusiones y a demostrar los afectos con la infancia de origen ajeno. La pobre huerfanita no recibió cariño ni educación adecuada ni, al parecer, adecuada alimentación, ya que quedó para siempre estancada en una estatura que apenas sobrepasaba el metro y cuarenta centímetros. Pero aquella casa tan inhospitalaria guardaba al menos un tesoro, esta vez en forma de piano. En cuanto pasó el interminable luto de la época la tía coronela empezó a recibir de nuevo a sus amistades todos los martes en su coqueto saloncito y el piano quedó liberado de su funda y los espejos fueron despojados de sus pesados paños.
A comienzos del siglo XX toda casa "bien" tenía su piano
(fuente: georgetownsteamboats.com)
También la pequeña Mary quedó despojada de las tristes obligaciones del luto y su tía optó por lucirse ante las visitas con la vocecita angelical de su sobrina. Y es que habían descubierto, para pasmo de propios y extraños, que la niña poseía una bonita voz, algo chillona, pero con una afinación que no correspondía a su falta de educación musical  y una potencia que chocaba poderosamente con su desmedrado físico. En la vida gris de la pobre huerfanita se abrió paso un poderoso rayo de sol: la música, y a ella se agarró porque otra cosa donde agarrarse, simplemente, no había.
Con catorce años, siendo ya una mocita agradable de oír y de mirar, alguien de la tertulia musical le hace ver a su tía la posibilidad de convertirla en una tiple. A la tía coronela no le parece del todo mal la idea y transige en costearle clases de canto y baile en alguna de las reputadas academias de Madrid. Tienen algún amigo periodista o similar y, con su mediación, esperan manejar los hilos de la publicidad en los medios llegado el momento. Mientras tanto, y debido a la bisoñez de la niña, deciden espabilarla y se la llevan a ver un espectáculo serio en el que, ay, actuaba como fin de fiesta la inigualable Pastora Imperio. La figura de la famosa artista, su manera de moverse y cantar, las letras de sus cuplés, el vestuario y la puesta en escena, constituyen para la pequeña Mary toda una revelación y decide, le pese a quien le pese, convertirse en cupletista.
Pastora Imperio tuvo la "culpa" de que Mary Focela
se diera al cuplé en detrimento de géneros más serios
La decisión de la huérfana es mal recibida por su familia, que considera, bajo un punto de vista de irreprochable moralidad, que tiple se podía ser ya que actuaban en teatros serios, como el Apolo, se casaban cristianamente (o eso aparentaban) y eran recibidas en todas partes; pero cupletista, no, "eso" bajo ningún concepto. Las cupletistas trabajaban en los peores antros, como el Salón Madrid, eran muy mal vistas, alternaban con el público y eran el terror de las asociaciones de padres de familia. Mary no tuvo más remedio que elegir entre sus decentísimos familiares y una vida de escándalos y depravación. Por supuesto, eligió esto último. A pesar de todo convenció a su tía de que ella "sabría guardarse" y consiguió que le pagasen los gastos que suponían repertorio y vestuario. Y así, con poco más de catorce años, debuta en el Salón Madrid (¡horror!) y comienza su carrera de cupletista ganando nueve pesetas por noche y siendo convenientemente acompañada por una señora muy seria contratada por su familia. En 1912 aparece la primera mención a una actuación de Mary Focela en el citado salón, acompañada por Preciosilla y siendo la estrella la célebre Chelito. Un periodista bienintencionado dice de su debut: "Como artista promete y como mujer no tiene nada que envidiar a otras,(...) fue muy aplaudida". Apareciendo crítica tan favorable en El Heraldo Militar podemos colegir, sin mucho margen de error, que había sido redactada por aquel periodista amigo de la familia.
Según Mary, en entrevistas posteriores, su debut no se produjo hasta 1913 y ya tenía quince años. De nuevo nos encontramos con la típica historia de la cupletista que miente sobre su edad real y el año de su debut. Nada nuevo, todas lo hacían, unas para poder debutar siendo todavía unas niñas (a veces los empresarios les obligaban a falsear tal dato) y otras para ir quitándose o poniéndose años según les conviniera.
El primer anuncio de Mary Focela, en 1913, nos muestra
a una niña con zapatos de tacón jugando a ser artista
En la primavera de 1913 emprende la típica gira por locales de provincias haciendo su aprendizaje en cafés y plazas de pueblo, lugares que por comparación convertían en un lujoso teatro al Salón Madrid, que poseía una merecidísima fama de antro. Su agente de la época debía ser un tipo espabilado y le consiguió a su novata representada formar parte de una de las funciones más prestigiosas de la época: las famosas soirées Fémina que se celebraban en el teatro de la Zarzuela. Después Mary debutó en el Madrileño, teatro donde será contratada con asiduidad durante años y que se convertirá en una especie de segundo hogar para ella a partir de ahora, cuando precisamente más lo necesitará: sus tíos han cambiado de opinión y se avergüenzan abiertamente de la condición de cupletista de su sobrina. Cortan relaciones con ella y se repliegan en la actitud de desprecio y negación que muchos otros familiares de cupletistas ejercieron, incluso después de la desaparición de la desdichada y aún habiendo recibido la herencia de la susodicha. Sola en el mundo, de nuevo, Mary decide seguir adelante contra el viento de la inmerecida vergüenza y la marea de la supuesta inmoralidad. Vivirá durante años en pensiones de mala muerte, trabajando mucho y ganando poco, haciendo prácticamente cualquier cosa que se le mandase y llegando a lo que cualquiera es capaz de llegar con tal de no pasar hambre. Se convierte en una figura sicalíptica especializada en levantar el ánimo al público masculino, exhibiendo la turbadora mezcla que constituían su figura de niña y la actitud de una mujer experimentada. En el Madrileño comparte escenario con Luisa de Lerma o Amparito Medina, ambas empezando en el mundillo artístico y tan jóvenes como ella.
Luisa de Lerma, bailarina especializada en baile español,
tuvo una larga carrera que alcanzó su esplendor en los años veinte
En 1913 Mary trabaja mucho y es contratada durante una larga temporada en diferentes teatros asturianos: en mayo en el café Palais de Oviedo, en agosto en el Cervantes de Sama de Langreo y por último en el salón Novedades de Mieres, donde tiene un gran éxito. Es "guapilla y retozona", en palabras de Retana, y posee una voz potente que hace cien años estaba de moda aunque hoy en día nos parezca algo chillona. Su repertorio es el de todas, aquel que los autores van vendiendo por pocas pesetas a la canzonetista de turno que tenga a bien comprar sus canciones. El de la Focela va de lo regional a lo andaluz con toques de tonadilla. Casi siempre alegres, raramente dramáticas, sus canciones evaden al personal y no van más allá de hacer pasar un buen rato.
El resto del año lo pasará en el Madrileño y en noviembre será contratada en el Salón de Columnas de Badalona, muy cerca de Barcelona, en su primer contacto con el público catalán. Aunque en enero de 1914 se anuncia su debut en el teatro Mora de Huelva, se ve obligada a suspenderlo a causa de una enfermedad y su siguiente actuación será en el Alcázar Español de Barcelona. Tiene el éxito suficiente para ser de nuevo contratada pero, después de cobrar el anticipo, se marcha a Madrid sin avisar a los empresarios del Alcázar, Fernando Cadiñano y los hermanos Soriano. Cuando es reclamada por éstos alega que su contrato no fue válido por "ser menor de edad y no valer legalmente su firma". La prensa especializada se ceba en ella, cosa que sorprende debido a la insgnificancia de su figura y a la pequeña cuantía del anticipo. No obstante,Mary claudica y devuelve el anticipo, haciendo así las paces con los críticos. A continuación es contratada por la Cervecería Montañesa de Vigo (en algunos medios aparece como el Café Español) y hacia allá sale pitando sin volverse a mirar hacia Barcelona.
La Puerta del Sol de Vigo a principios del siglo XX
Durante los dos meses que pasará en Vigo (preciosa ciudad, todo hay que decirlo) tendrá un éxito más que discreto que no ayudará demasiado a su carrera ya que la cervecería es un salón de varietés de tercera categoría. No sabemos si por la condición explícitamente etílica del local o por otras circunstancias personales hasta ahora desconocidas, el crítico de la revista Eco Artístico hace sobre Mary Focela un comentario asaz crítptico: "Es lástima que no se cuide pues tiene muy bonita voz". ¿A qué se refería con lo de no cuidarse? ¿No llevaba la pequeña cupletista una vida lo bastante ordenada? ¿Eran sus costumbres algo disipadas y poco saludables? ¿O simplemente trasnochaba mucho y no llegaba a tiempo a sus clases de canto? Lo más probable es que el comentario se basara en una observación de tipo personal, algún momento de debilidad de la Focela captado por un ojo tan crítico como poco compasivo. Ese cuarto de hora o esos cinco minutos (depende de cada una) que por entonces separaban para una buena chica la diferencia entre lo saludable y lo inconveniente.
El caso es que Mary le toma cariño a Vigo y a finales de junio es contratada por el Café Brasil, donde actúa al lado de la exuberante Lidia Gipsy.
Lidia en pose elegante a la par que sugerente...
... y Lidia en versión superabundante para la escena
Conocidas desde que empezaron en el Madrileño, Lidia y Mary compartieron escenario en muchas ocasiones a lo largo de los años y acabaron siendo amigas. En el Brasil de Vigo el público se decanta por la italiana (o lo que fuera, que nunca se supo con absoluta certeza) ya que sus bailes orientales y sus monólogos son del tipo sicalíptico y todo lo subidos de tono que las autoridades competentes toleraban. Mary hace lo que puede, pero su físico no le permite comunicarle al público la explícita sugerencia de la oronda Lidia. A pesar de todo el año 14 es para Mary enormemente favorable a nivel laboral. La temporada veraniega la lleva al López de Ayala de Badajoz en julio; en agosto regresa durante unas semanas al Madrileño, donde es la estrella indiscutible; y a finales de agosto debuta en el Pabellón El Brillante de Cartagena.
"Pabellones del Ayuntamiento y el Casino en el muelle comercial de Cartagena"
fuente: https://cartagenaantigua.wordpress.com
Cuando en septiembre reaparece en el Madrileño vuelven a criticar "su aire enfermizo, que le perjudica", a pesar de considerar su voz como bonita. El caso es que tiene las energías suficientes para seguir trabajando con intensidad: en octubre actúa en el teatro de la Cruz de Arganda; poco después debuta en el Salón de Columnas de Bilbao; en noviembre debuta en el Cómico de Cádiz y allí, en su tierra, pasará más de un mes aguantando el tipo ya que en diciembre se descubre, gracias a la prensa, que  "la empresa estuvo con ella, a última hora, algo abusiva, abuso que cortó la autoridad haciendo justicia a la artista". Los sueldos bajos, las inflexibles condiciones laborales y las extralimitaciones de todo tipo se daban en el mundo del cuplé con una intensidad directamente proporcional al nivel del local en el que se trabajara. Teatros de cierta categoría como el Cómico de Cádiz solían tratar decentemente a las artistas consagradas, pero a figuras de tercera o que estaban empezando, como era el caso de la Focela, las sometían a condiciones de semiesclavitud. En este caso debieron ser tan terribles que la ley (o la normativa) se puso del lado de la cupletista.
La calle Duque de Tetuan de Cádiz a principios del siglo XX
De Cádiz sale hacia el Principal de Guadalajara y de allí a Aranjuez, cerca de Madrid, donde terminará 1914 y comenzará 1915 actuando en el Madrileño, su verdadero hogar en aquellos tiempos. Allí trabajará de forma continuada hasta la primavera, compartiendo escenario con figuras como el matrimonio formado por los cómicos Luis Esteso y la Cibeles o la cupletista valenciana Adela Margot, con la que Mary coincidirá en multitud de escenarios ya que compartieron agente durante muchos años.
Adela de Vicente, más conocida como Adela Margot,
fue una guapetona cupletista valenciana de poderosa voz
Antes de comenzar la temporada veraniega de 1915, Mary decide darle un giro a su repertorio y se decanta por palos flamencos como las guajiras o las granadinas que, según la crítica, canta con mucha voluntad y no poco gusto. En el Novedades de Valencia triunfará con el nuevo repertorio y de allí pasará al Parisiana de Burgos no sin antes cumplir con su acostumbrado Madrileño. El verano de 1915 le dejará buenos contratos en los locales madrileños al aire libre que intentaban "despistar" a la canícula con las mejores intenciones. En el legendario Kursaal de la Ciudad Lineal actuará a primeros de agosto y a mediados lo hará en El Polo Norte. Este local de tan curioso nombre se hallaba en la calle Atocha y gozó de una vida bastante larga desde su inauguración en 1907 hasta 1917, diez años nada desdeñables teniendo en cuenta lo poco que solían durar los locales de varietés. Aunque este contaba con un as oculto en la manga: en sus jardines se celebraba también un popular baile.
El caso es que nuestra pequeña cupletista trabajaba con denuedo hiciera frío o calor, en las capitales y en los pueblos, en los teatros del centro y en los cafés del puerto. Es anunciada como "canzonetista a gran voz y bailarina", aunque en esta última actividad jamás destacó, limitándose a dar unos cuantos pasitos sencillamente coreografiados para acompañar al cuplé de turno. Al público le llama la atención la potencia de su voz teniendo en cuenta su cuerpo diminuto. Además es muy joven, con lo que la sensación de estar viendo a una niña en escena diciendo procacidades causa cierto morbo en determinado sector del público masculino. Y ella, como tantas otras, se deja querer cuando la ocasión es propicia a sus intereses. Su sueldo es insignificante y una chica emancipada, entonces como ahora, de algo tenía que vivir.
El anuncio de Mary Focela para 1915: velador con flores,
mantón oscuro y aspecto enfermizo
Después de cerrar el verano contratada por el Salón Pradera de Santander, a Mary le sale una oportunidad bastante interesante para darle un empujón a su carrera y debuta a mediados de octubre en el teatro Romea de Madrid. Comparte tablado con dos bailarinas: la Argentinita y la Sylphe, una atracción internacional de moda que lo mismo te bailaba una danza de los siete velos al estilo de Mata Hari que se enroscaba sobre si misma con el espeluznante estilo de Tórtola Valencia. Entre estas dos atracciones à la mode la pequeña Focela pasa casi inadvertida y no es prorrogada en el Romea ni obtiene allí el éxito esperado. Algo desanimada regresa al Madrileño, donde la esperan siempre con los brazos abiertos, incluidos los de su amiga Lidia de Gipsy.
A principios de 1916 está actuando en un local barcelonés llamado la Buena Sombra, acaso un café cantante con pocas pretensiones (o acaso ninguna). No tiene suerte allí y su actuación provoca en el crítico Manzanares Nausa una de sus famosas proclamas sarcástico-venenosas en la revista Eco Artístico.

"En la Buena Sombra dejó de actuar Mary-Focela, artista diminuta y vulgarota, más fresca que un botijo colorado. Esta pequeñísima artista creyó que Barcelona era Chinchón o Colmenar de Oreja, y se arrancó pidiendo ¡cincuenta duros! por dos días. Pero, ¡niña!, ¿usted sabe lo que hay que moverse para ganar veinticinco duros en una noche ? Sobre todo usted, que no ha creado nada. Y ya que hablo de creación, ahí tiene usted un couplet que he escrito en colaboración con un vecino mío que toca la bandurria, con el cual obtendrá usted un éxito personalísimo. Ponga usted los cinco sentidos, y el sentido común seis, y saboree esta filigrana, que es lo más notable del siglo actual, después del vestido de picos que usted lleva. Dice así esta «memez literaria» :
«Me llaman Mary-Focela
porque lo quiso mi «agüela».
¡Ay!, su «agüela»,
¡Ay!, su «agüela».
Y abulto menos, señores,
que abulta una lentejuela.
Lentejuela.
Lentejuela.
Yo no pago á mis deudores
porque soy la mar de fresca.
Sí que es fresca.
Sí que es fresca...»

¿Qué le parece?".

Pues probablemente no le pareció nada bien y aunque Manzanares era experto en provocar con sus críticas a las cupletistas que no eran de su gusto (casi todas, excepto la Goyita) hay que decir a favor de la Focela que solía encajar con exquisita elegancia todos los comentarios que se hacían sobre su escasa estatura, acostumbrada como estaba desde siempre a ser vituperada por tal circunstancia. Al fin y al cabo, por cosas peores había que pasar en el mundo de las variedades selectas.
Pepita Ramos "La Goyita" fue una de las grandes del cuplé
En la primavera de 1916 Mary coincidió en el Edén Concert con Pepita Ramos, la Goyita, cupletista catalana muy querida por los barceloneses e idolatrada por Manzanares Nausa. Según este crítico, en versión poco o nada objetiva, entre las dos artistas había una mala relación basada en celos artísticos y discrepancias políticas. Siempre según Manzanares, cierta noche de marzo actuaba Goyita en el escenario del Edén Concert y desde un palco seguía la actuación Mary Focela acompañada por unos amigos. La Ramos empezó a entonar su quinta canción, esta vez en catalán, como solía hacer muy a menudo. Entonces la Focela le pidió a gritos y desafiando a la gravedad, con medio cuerpo fuera del palco, que cantara "Juan Español". La Goyita desoyó su petición y siguió a lo suyo pero Mary, aparentemente embriagada, optó por cantar ella solita a grandes voces tan patriótico cuplé. Goyita se retiró de la escena en medio de aplausos (hacia ella) y abucheos (hacia la otra). Y, siempre según la versión del crítico, los compañeros de palco de la Focela, que "eran unos caballeros, la echaron del palco como se tiran a un rincón unos calcetines sucios y, puestos en pie, ovacionaron a Pepita Ramos" que optó por regresar a escena recibiendo las más fervorosas muestras de cariño por parte del público.
Goyita en 1913, totalmente ajena a futuros
desencuentros y encontronazos con la Focela
La reseña de este suceso que Manzanares Nausa publicara en Eco Artístico está llena del veneno que solía destilar cuando la artista en cuestión no era de su gusto (que era casi siempre: a Preciosilla y a Salud Ruiz prácticamente las despellejó en vida) y también del oportunismo del que hacía gala cada vez que se trataba de exaltar a la Goyita, está vez en contraposición con la Focela. El final de su reseña, escrita a modo de diálogo con un conocido, no tiene desperdicio:

 "Goyita es más artista que ella dos millones de veces. Pepita Ramos es más joven, más bonita y más mujer que ella. Goyita no se embriaga, no tiene amigos, no se la ve de madrugada en orgías ambulantes. De modo que Mary-Focela no puede ganarle más que en una cosa.
—¿En cuál?
—Se lo diré á usted al oído.
— ¡ . . . !
—Eso creo yo también.".

Mary se siente ultrajada, no sin razón, y decide que ya es hora de callarle la boca al crítico. Una cosa es ser mordaz y otra muy diferente es ofender sin tasa, ni medida, ni nadie que le parara nunca los pies. Piensa en demandarle, pero en su entorno se lo desaconsejan: es demasiado poderoso en Barcelona, tiene grandes influencias en la prensa especializada, entre los empresarios, en las academias de canto e incluso con los compositores de cuplés. Era lo que entonces se llamaba un "pájaro de cuidado" que tenía, eso sí, la costumbre de no posarse demasiado tiempo en la misma rama. Era mejor dejar que se le pasase la fijación por ella: no tardaría en aburrirse y ya vendría otra que la sustituyese en sus odios y vituperios.
En este anuncio ya se dejaba claro dónde dirigirse
a la hora de demandar a Manzanares
Pero aún tarda un tiempo en aburrirse de ella. Cuando en abril debuta la cupletista en el Alcázar barcelonés, Manzanares solventa su crítica con un categórico "¡Pobre criatura!" seguido de un críptico: "A cualquier cosa le llaman chocolate las patronas". En otra crítica vuelve a hablar de la envidia que la Goyita despierta en Mary y dice que es una brillante estrella pero "gracias a una pasta de limpiar metales", mensaje en clave que podía referirse a cualquier cosa que tuviera más que ver con la pasta que con la limpieza. Cuando la Focela regresa de su gira veraniega y debuta a mediados de septiembre en el Monte Carlo de Barcelona, nuestro amigo Manzanares le da la puntilla con esta preciosa crítica, modelo de templanza y ecuanimidad donde los haya:

"Ha debutado Mari-Focela, habiendo coincidido su presentación con el cambio de temperatura, pues desde que el ruiseñor humano, envidia de las estrellas, etc, etc, etcétera, ha debutado en el feudo del amigo Bielsa, ha comenzado el frío hasta el punto de haberse suprimido las medias caladas y la fabricación de hielo artificial".

Es de extrañar que fuera considerada como una cupletista "fría" teniendo en cuenta que su repertorio oscilaba entre la sicalípsis y los palos flamencos. Más bien se trataba de que, al menos a Manzanares, lo dejaba frío por su voz, su físico, su estilo y porque le daba la real gana, faltaría más. A pesar de tanta inquina Mary no debía hacerlo tan mal ya que sigue siendo contratada en escenarios de toda España y terminará el año 1916 en el Salón Vizcaya de Bilbao, junto al cómico Ramper, para a continuación volver al Doré barcelonés.
Ramón Álvarez Escudero, Ramper, fue un
famoso cómico y clown que murió en el olvido
A pesar de todos los inconvenientes que su rivalidad con Goyita le ha causado, Mary decide que Barcelona es la ciudad donde debe establecerse y desde donde debe emprender todas su giras y actuaciones. Por algún motivo nunca aclarado, -que bien pudiera tener algo que ver con las cosas del corazón- opta por hacer gala de su aborrecimiento por Madrid y de su amor por Barcelona. Allí tendrá su residencia de ahora en adelante, allí tomará nuevo agente y entre sus compositores elegirá su repertorio. De origen andaluz, criada en Madrid, con ideas ultraconservadoras en lo político (lo personal ya era otra cuestión) y de un españolismo exacerbado, la buena de Mary decide asentarse en el lugar y la época en las que el nacionalismo catalán vive uno de sus momentos de mayor apogeo y beligerancia. La verdad es que nunca tuvo mucha suerte en la vida la pequeña Focela, pero acaso también tuviese tan poco cerebro como escasa era su estatura. En fin, el resto es historia del cuplé y de la consecuencia de su mala elección (que la hubo y de las gordas) os lo contaré todo en la siguiente entrada a ella dedicada.


(1) Ni en elegir nombre tuvo suerte la Focela y aparecerá indistintamente como Mary-Focela, Mary Focela o Mari Focela en sus años de carrera. Me inclino a creer que en un principio fuese Mary-Focela su elección, pero el guión fue apareciendo y despareciendo por misteriosos motivos. Teniendo en cuenta lo complicadas que son las búsquedas con guión, en pleno siglo XXI y para Internet, yo he optado también por hacerlo desaparecer.

jueves, 31 de marzo de 2016

LAS OTRAS: María "Mariquita" Reyes

María Reyes fue una de las más conocidas
"cocottes" españolas
Cuando a finales del siglo XIX surge en España la moda del cuplé picaresco, sus intérpretes son principalmente extranjeras. Artistas francesas, italianas y alemanas -especialmente las primeras- traen a nuestro país una nueva forma de cantar que aquí aún no se conocía. En aquellos primeros escenarios, madrileños y barceloneses, las artistas locales no tardaron demasiado en apuntarse al invento, adaptándolo al gusto patrio y demandando letras en castellano o catalán. Más tarde el cuplé de tipo francés se mezclaría con la tradición de la copla española y lentamente iría "adecentándose", pero en su primera época cuplé y cupletistas fueron sinónimo de atrevimiento, obscenidad, vicio y pecado venido de fuera. Y no, no estoy exagerando en lo más mínimo.
Aquellos salones y cafés cantantes pioneros donde actuaban las primeras cupletistas sicalípticas estuvieron, en ocasiones, estrechamente relacionados con el mundo del alterne y, por ende, de la prostitución. No todas las chicas alternaron, por supuesto, pero algunas lo hicieron llevadas por la necesidad, otras porque simplemente les dio la gana y algunas de ellas, las menos, medraron en esta actividad más que en la escena y lograron pasar a la posteridad más por sus actividades galantes que por su talento... artístico. De este último grupo destacó, por innegables méritos propios, la figura de María Reyes. Y a ella le dedico esta corta entrada que espero que disfrutéis tanto como yo.

María Reyes, cupletista, bailarina y cortesana

He de empezar diciendo que, lamentablemente, de la Reyes quedan pocos datos, escasísimas reseñas, poco fiables informaciones y rumores nunca confirmados. De ella dice Álvaro Retana en su "Historia del arte frívolo" que fue
"Elegantísima, enemiga del agua por solidaridad con el champán, (y) opuesta a lucir joyas que no fuesen de brillantes(...)".
En esta imagen se puede apreciar, a pesar de
su mala calidad, la excepcional figura de la Reyes
Retana, en el citado libro, le pone el nombre de Mariquita Reyes y aparecerá con este diminutivo o como María en la prensa indistintamente. En realidad se llamaba Estrella María Regina y había nacido en Sevilla en fecha ignorada, probablemente a finales de la década de los setenta del siglo XIX. Debutó en Madrid hacia 1899 en el "lindo teatro de Varietés, antiguo de Capellanes" en un espectáculo típico de variedades donde ella bailaba "con mucha gracia, sevillanas y tangos". Gracia, al parecer, tenía de sobra pero su talento no debía irle a la par. Daba lo mismo: su soberbia belleza rubensiana hizo que destacara desde el primer momento entre todas sus compañeras.
La larga cabellera de María, rubia natural,
era uno de sus más llamativos rasgos físicos
Siguiendo la moda de las Bellas del cuplé, en un principio aparecen referencias a ella como la Bella Estrella (en realidad su verdadero nombre) pero con el tiempo Estrella desapareció a favor de María aunque permaneciera intacta e incluso aumentada su belleza, que era sin duda la mayor de sus virtudes. Tenía una abundante melena de un rubio dorado, ojos claros, acaso azules, enmarcados por unas espesas cejas con cierta propensión a la unificación y un rostro armonioso. Rellenita en España, al gusto de la época, perdió peso tras su debut en París como bailarina. Su figura de "reloj de arena" con una asombrosa cintura de estrechez casi imposible, le debía algo al corsé pero mucho más a la genética. Sus orígenes pueden ser tanto plebeyos como burgueses o casi nobles (en el mundo del cuplé había de todo) pero su elegancia, tanto si era natural como adquirida, fue uno de sus encantos más innegables.
María, agarrada a sus perlas, pensando
 en un futuro que se presentaba halagüeño
Después de actuar en España como bailarina especializada en los estilos flamencos de su tierra, es contratada por el Casino de París. Frente al público francés, menos entendido en sevillanas y garrotines, bailó y cantó todo lo que tuvieron a bien pedirle, triunfando discretamente pero triunfando al fin. Se hablaba de su particular estilo como artista, que era tanto como decir que no se ajustaba en realidad a ninguno, pero su belleza no pasó inadvertida entre los parisinos y es allí donde pulió su imagen y donde, con toda seguridad, se aficionó al champán y a los diamantes.
Mariquita ataviada al estilo "remordimiento español"
que tanto gustaba fuera de nuestras fronteras
Cuando volvió a España fue considera como "bailarina española extranjerizada" en el mismo grupo de la Romero, Carolina Otero, la Tortajada, la Guerrerito, Saharet o Luz Chavita, estas dos últimas con cierta justificación: ambas eran francesas de verdad que se hacían pasar por españolas de mentira. En fin, un lío, pero el caso es que a Mariquita aquí nadie parecía tomarla en serio, así que salió escopetada de nuevo al extranjero, esta vez contratada por el teatro Alhambra de Bruselas. De ahí, de nuevo a París para volver a España, contratada por el salón Actualidades de Madrid, no sin antes actuar en Barcelona. Al regresar de sus giras por el extranjero el público español la encontraba cada vez más seductora, más elegante, más estilizada y más cargada de brillantes.
Mariquita luciendo la inevitable mantilla de blonda
y el no menos inevitable abanico
Su nombre desaparece de las carteleras de repente, sin que nadie se pregunte la razón acaso por ser esta ya sabida o acaso por no importar demasiado. En Madrid su figura es reconocida y totalmente reconocible por el lujo que exhibe. Gusta de lucirse por la Castellana en su coche tirado por dos soberbios caballos, dando que hablar a damas y caballeros por el buen gusto que muestra en sus toilettes. Y si las mañanas las ocupa en tales paseos, las noches la encuentran hasta la madrugada disfrutando de su gusto por la vida disipada. Pasa de ser una bailarina de variedades a una cocotte sin apenas transición y sin arrepentimiento alguno. Siempre hay algún caballero que gustoso cubre sus gastos excesivos y se muestra indulgente ante su marcado hedonismo, aunque estos temas se trataban con discreción y entre los nombres que en su historial figuraron sólo ha llegado hasta nosotros uno, y ni tan quisiera eso, pues se trata de un rumor nunca confirmado.
Don Jaime de Borbón y Borbón-Parma
y su impresionante mostacho (fuente: Wikpedia)
Las malas lenguas relacionaron a Mariquita con el pretendiente carlista al trono de España, Jaime de Borbón, duque de Anjou. Estas mismas malas lenguas consideraban al duque como el responsable de la reciente adquisición de un lujoso hotelito madrileño en el que vivía "una tal María Reyes". El pretendiente carlista, que había nacido en Francia y allí residía, no era precisamente bien recibido en España y procuraba mantenerse alejado de la corte madrileña. Se cree que conoció a la Reyes en San Sebastián o Barcelona y que quedó hechizado, como muchos otros, por la extraordinaria planta de la sevillana. Pero por muy hechizado (fantástico eufemismo) que se sintiera por ella, es dudoso que se atreviera a seguirla hasta Madrid, comprarle el hotelito, mantenerla con ostentación o atreverse a aparecer con ella en público. Es sólo un rumor, nunca fue confirmado y quizá forme parte de la leyenda de seducción de la bella María.
La Reyes tenía una prestancia señoril que sin duda
le ayudó a entrar en el mundo de la "galantería encopetada" 
Poco más se sabe de María y bien lo siento. Poco se hablaba de las buenas chicas del cuplé que devenían en cortesanas y se pasaban al "lado oscuro" del lujo mantenido. Ignoro si le compensó y supo hacer una fortuna que le procurase una vida sin preocupaciones. Pudiera ser incluso que alguno de aquellos caballeros se casase con ella y le diese rango de respetabilidad a sus relaciones, en tiempos en que estas cosas tenían sin duda su importancia. Siempre había alguien dispuesto a enderezar aquellos torcidos tallos que sustentaban tan deliciosas flores, o al menos a intentarlo. Como decía Campoamor en una de sus humoradas:

"Hay quien pasa la vida
en ese eterno juego
de hacer caer a la mujer, y luego
rehabilitar a la mujer caída"

Acaso no fuera Mariquita tan afortunada y terminara sus días, como otras colegas suyas, en la indigencia y el olvido; que perdiera juventud, belleza y fortuna por el paso de los años, por los excesos con el champán o por su mala suerte en la ruleta o el bacarrá; o que encontrara dudoso acomodo en los brutales brazos de algún chulo que la explotara. Podemos poner muchos finales a su historia pero sólo una cosa parece cierta: disfrutó como pocas de aquellos excesos de la belle époque que tan ingenuos nos parecen hoy en día pero que en realidad no tenían nada de inocentes.
La "Bella Estrella" María Reyes, una de las
más olvidadas de los tiempos del cuplé
Epílogo:

La figura olvidada de Mariquita Reyes ha sufrido la peor de las traiciones posibles en lo que a recuerdos se refieren: la que le infligió Álvaro Retana, sin duda alguna, involuntariamente.
En la breve reseña a ella dedicada en sus "Historias del arte frívolo" menciona un suceso en el que presuntamente se vio implicada, la estafa que se hiciera a un prestamista famoso conocido como "El Cantinero". Su proceso, en el verano de 1906, fue difundido por la prensa con profusión ya que poseía los elementos con los que se conforma una buena crónica de sucesos: juicio público, delito económico de gran cuantía, personajes conocidos y una atractiva mezcla de bajos fondos y buenos apellidos. Retana coloca a la Reyes como una de las "personas de distinguida posición social (que) estafaron millón y medio de pesetas" al prestamista. Pero no fue así. Retana escribió su reseña biográfica casi sesenta años después del suceso y su memoria le traicionó: la implicada en la estafa se llamaba María Reina, no Reyes, y ni siquiera era artista.
Retana quería tanto a las chicas del cuplé y sentía tanta simpatía por las más frívolas o las más desdichadas que no podemos hacer otra cosa que perdonar su error. Y, además ¿qué no le perdonaría yo a Retana, a quien tanto debo?
Retana, cariacontecido, al darse cuenta
de su error con la pobre Mariquita Reyes

domingo, 20 de marzo de 2016

LAS OTRAS: Candelaria Medina (y III)

Candelaria fue portada de Mundo Gráfico en 1921,
cuando su fama ya estaba en horas bajas
Después de estar retirada durante casi dos años, Candelaria reaparece en Madrid no sin antes pasar por Sevilla para cumplir con una de sus piadosas promesas, esta vez ante el Cristo del Gran Poder. Durante estos años se ha dedicado a su familia y ha intentado, sin demasiado éxito, llevar una vida de perfecta burguesa al lado de su pareja. La suerte no le acompaña y decide retomar su carrera buscando tanto el dinero como el cariño del público. De ambas cosas ha estado necesitada durante todo este tiempo, especialmente de amor y respeto. Nadie habla, nada se sabe y poco se rumorea, todos (empresarios y público) respetan la privacidad de la cupletista y la reciben con los brazos abiertos. Como si el tiempo no hubiera pasado, se encuentra con una inesperada acogida que se traduce en contratos por toda España. Parece que la promesa al Gran Poder ha dado resultado, al menos en lo que se refiere a su vida profesional.
La impresionante imagen del Jesús del Gran Poder sevillano
(fuente: 
http://cofrades.sevilla.abc.es/profiles/blog/list?month=03&year=2015)
En 1920 trabaja mucho y bien. Comienza el año contratada por el Price de Madrid, donde coincide con la bailarina Nati la Bilbainita. Después hace una gira que la lleva primero a Cuenca, más tarde al teatro Martí de Valencia, el Salón Llorens de Sevilla, donde coincide con la debutante y jovencísima Lolita Astolfi, y debuta en el mes de mayo en el Edén Concert de Barcelona.
La encantadora Lolita Astolfi en 1920, con dieciséis años
Después de la consabida temporada veraniega, en septiembre Candelaria debuta en el Teatro Circo barcelonés y en octubre es contratada por el Madrid Cinema para formar parte del clásico espectáculo de variedades de la época. Durante una larga temporada compartirá escenario, éxitos y penurias con el ventrílocuo ¿Moreno? (se anunciaba así, con interrogaciones) y las cupletistas Amarantina, Lola Mansilla, Maruja del Oro y Amparito Guillot, entre otros. Con motivo de su debut la revista "Eco Artístico" publica a doble pagina un reportaje publicitario y encomiástico que, curiosamente, consigue justo lo contrario de lo que pretende. La fotografía de Candelaria (por su baja calidad, imposible de reproducir) nos la presenta vestida de oscuro, exuberante sin exagerar, algo envejecida y no muy guapa. En su atuendo a la moda se nota un deseo de renovación, en su actitud cierto cansancio que no parece ser una pose. En el texto se dice que después de alejarse un tiempo de la escena reapareció en el Price (la Catedral de las Variedades) la temporada pasada para más tarde dedicarse a hacer gira por provincias. Se habla de su retiro, de su vida regalada y suntuosa, y que volvió por nostalgia de las tablas. Ya sabemos que no fue así pero eso ¿a quién le importaba? Eran otros tiempos, con un mayor sentido del pudor y más respetuosos con la vida privada. Sólo el arte de Candelaria, o su falta de él, concernía a su público. Más allá de las tablas no había nada.
Portada de 1920 de Mundo Gráfico con una insólita Candelaria fumadora
Podría decirse que la de 1920 fue su última temporada de éxito. A partir de 1921 los escasos contratos se dosificarán como con cuentagotas: su voz nunca fue su mejor talento y su tendencia a la gordura hace que sus movimientos como bailarina comiencen a ser torpes y poco sugerentes, algo imperdonable en una chica de las variedades.

A pesar de la edad y su consiguiente deterioro físico, aún es Candelaria una figura querida por el público gracias a su simpática afabilidad y al creciente auge del género flamenco en detrimento del cuplé. En 1921 centra su carrera en Cataluña y en escenarios ya habituales, como el Madrid Cinema o el Salón Llorens de Sevilla. En Andalucía es considerada más como flamenca que como cupletista, ya que siempre le fue fiel a sus orígenes percheleros.
Candelaria, en pose flamenca pero con traje
de cupletista: cosas de los tiempos del cuplé
En Málaga o en Valencia también encontramos reseñas favorables de sus actuaciones pero éstas se irán espaciando cada vez más. En junio de 1922 actúa en el Edén Concert barcelonés y es tibiamente recibida. Al finalizar su contrato es sustituida por la debutante Tina de Jarque, futura estrella al gusto de los años veinte, joven, pizpireta y en su peso justo. Ya han pasado los tiempos de las "jamonas" a las que no les sientan nada bien los vestidos de lamé cortados al biés ni los cortes de pelo radicales, porque ¿cómo se puede bailar sin volantes? ¿cómo se puede vivir sin el corsé? y ¿dónde se puede enganchar la peineta? Los tiempos cambiaban. Adiós a la cupletista, bienvenida la vedette.
La espectacular Tina de Jarque a finales
de los años veinte, con pelo a lo garçon
En julio de 1922 Candelaria está actuando en el teatro de verano Reina Victoria de Sevilla -bolo veraniego por excelencia- al lado de Julia Fons, otra figura ya en decadencia. Nadie parece recordar a aquella provocativa Lota de "La corte de Faraón" que la Fons tan brillantemente interpretara no hacía demasiados años. No es la edad, ni la voz, ni la merma de facultades lo que retirará a Candelaria o la Fons. Es su estilo, que comienza a considerarse ya trasnochado en un mundo, el de las variedades, que había pasado de desplazarse lenta y elegantemente en un faetón a hacerlo en un coche moderno, quemándose rápido, rápido, como una vela que ardiera por sus dos extremos. Después de la Gran Guerra todo cambió, incluso en países como España que en ella no habían intervenido.
Julia Fons en 1905, interpretando "La gatita blanca"
La Fons, que en los años cincuenta se negaba a si misma y despotricaba contra sus tiempos de fama, es un buen ejemplo de "juguete roto" a la española. Candelaria es otro. Se retira ya definitivamente y a finales de los años veinte Álvaro Retana, en una de sus semblanzas de olvidadas reinas del cuplé, la considera como "retirada y alternando con otras damas catequistas". Vive en Barcelona, prácticamente en el anonimato. Tiene fama de decente y sus creencias religiosas están firmemente arraigadas, no exentas de cierto contenido exhibicionista con novenas, procesiones y todo un arsenal de mantillas y rosarios, algo muy habitual en las mujeres de aquellos tiempos. Pero cuando más retirada parece estar, aún nos sorprende una noticia sobre ella aparecida en "Mundo Gráfico" en febrero de 1930. Tras la clausura de la Exposición Universal que se celebró en Barcelona en 1929, permanecerá en sus instalaciones un local andaluz en el Pueblo Español llamado "Los Corales". Allí se encuentra Candelaria, recibiendo a los parroquianos, trabajando a la manera flamenca, guapetona, ataviada con un soberbio mantón y "contenta de que esté aquí el maestro Padilla, recién llegado de Colombia".
Plano del recinto de la Exposición Universal de Barcelona en 1929
A comienzos de los años treinta Candelaria se encuentra, según Carlos Fortuny (alter ego de Álvaro Retana) "a honesta distancia de la circulación", completamente retirada de los escenarios. Vive de las rentas que su larga carrera le ha proporcionado, sin lujos ni exhibicionismos, casi con lo justo. Su "hombre" termina por abandonarla después de toda una vida de conflictos de pareja. Pasan los años y Candelaria abandona Barcelona y se traslada a Madrid, donde sobrevive amargada por su abandono pero no del todo ajena a sus tiempos de gloria. Tiene todavía amistades pertenecientes al mundo del cuplé y las variedades, como las componentes del Trío Moreno, el primero de los dos que hubo.
Curiosa postal del Trio Moreno dándose al tabaquismo
como si no hubiera un mañana
Candelaria ha invitado a sus amigas a tomar un café en su casa. Las deja sentadas en la humilde sala y se dirige a la cocina, allí retira la cafetera del hornillo eléctrico y en ese momento cae al suelo como fulminada. Sus amigas acuden y la encuentran ya muerta, víctima de un ataque cardíaco. Tiene alrededor de sesenta años (su edad siempre fue un misterio, hasta el final), todavía es joven, pero las penas sentimentales y la obesidad se han cobrado su billete de ida. Su entierro es sencillo, sin pompas innecesarias. No deja apenas nada, las joyas se vendieron hace tiempo. Sólo nos queda el recuerdo de otra de las olvidadas del cuplé que espero haber resucitado desde este blog a ellas dedicado.
Candelaria Medina, estrella del cuplé, belleza
emblemática de una época ya muy lejana

sábado, 27 de febrero de 2016

LAS OTRAS: Candelaria Medina (II)

Candelaria sonriente con su mantilla de madroños
Cuando en julio de 1909 Candelaria participa en la XII Fiesta del Árbol (bonito nombre para un festejo del que ignoro más detalles) ya es una figura consagrada del cuplé aflamencado y una de las artistas más queridas por el público español. En esta fiesta, celebrada en el mítico Frontón Kursaal de Ciudad Lineal, comparte escenario con otras artistas de su mismo estilo, como la bailarina Brazalema y la cupletista Bella Hebrea.
Brazalema comenzó su carrera como bailarina y cantante
formando un fugaz dúo con la enigmática Libertad
Parecen tiempos felices, como casi siempre nos parecen todos los tiempos pasados, con aquella alegría inconsciente de los cuplés sonando por todas partes. Pero no, no eran tiempos felices ni fáciles para los españoles de entonces. En realidad España estaba en guerra, la larguísima guerra de África o de Melilla que, intermitentemente, duraba ya más de cinco años. El 27 de julio de 1909 tiene lugar el llamado "Desastre del Barranco del Lobo" en el que los españoles fueron derrotados por los rebeldes (?) rifeños. La tristemente célebre emboscada en el Barranco del Lobo

"(...) originó más de 100 muertos, entre ellos el General Pintos, que estaba al mando de la expedición, y casi 600 heridos. Según la historiadora María Rosa de Madariaga murieron 153 militares (17 jefes y oficiales y 136 hombres de tropa) y 599 resultaron heridos (35  jefes y oficiales y 564 hombres de tropa).
(...) El desastre del Barranco del Lobo ha sido considerado, junto con el de Annual en 1921, como una de las más sangrientas derrotas sufridas por el ejército español en las guerras coloniales sostenidas en el norte de África.".
(fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Desastre_del_Barranco_del_Lobo)

Los hombres de tropa eran aquellos "soldaditos españoles" reclutados como simple carne de cañón para morir por la patria en una guerra absurda, por otra parte algo habitual en la lamentable Europa colonizadora de hace cien años. Pero lo habitual no consiguió en este caso quitarle gravedad al asunto. La noticia es recibida en España con estupor y se alzan voces críticas hacia esta guerra sin fin así como hacia los mandos militares; no en vano un error del general Pintos estaba en el origen de la desastrosa emboscada.
"Los generales Marina y Pintos presenciando un combate"
en el Rif, poco antes del desastre del Barranco del Lobo
Las cupletistas no son ajenas al dolor y a la estupefacción de la sociedad española ante este suceso. Candelaria, en concreto, se ve especialmente afectada por razones que sólo ella conocía. Acaso al ser malagueña consideraba el suceso como más cercano, quizá conocidos o paisanos suyos perdieron la vida en el malhadado barranco o simplemente consideró que precisamente ella podía y debía hacer algo al respecto. Decide organizar un beneficio en Madrid a favor de los soldados heridos y de las familias de los fallecidos. Su talante simpático aunque algo pasivo se muestra en esta ocasión emprendedor y decidido. El 1 de agosto de 1909 aparece un artículo en "La Revista Musical" en la que el periodista Julio Moreno aplaude su gesto y dice de ella que "es malagueña del Perchel, tiene garbo, atractivo y corazón altruista y ¡que viva la madre que la parió!". Pero no toda la prensa esta de acuerdo con estos elogios. En una parte de ella hay poco de chunga por el gesto de Candelaria, sobre todo al aparecer en la portada del semanario "Actualidades" vestida de enfermera y anunciando su intención de ir personalmente a Melilla para llevar lo recaudado en el beneficio.
La polémica portada de la revista Actualidades, del
17 de agosto de 1909, con Candelaria vestida de enfermera 
Esta portada y el anuncio de su visita fue criticado y considerado como algo frívolo ya que, en aquellos primeros momentos de confusión, era imposible que supiera si le iban a autorizar tan arriesgada visita. Algunos periodistas, con su poquito de mala baba y no menos frivolidad, se preguntan qué pasaría si también fueran la Chelito y otras cupletistas, imaginándose que "por lo menos los moros se lo pasarían bien". A pesar de todas las críticas Candelaria no ceja en su empeño y consigue que el beneficio se celebre en el Frontón Kursaal de Ciudad Lineal. La convocatoria es todo un éxito y se incluyen en el beneficio nada menos que cincuenta números, aunque la malagueña se lamentaba de no haber podido reunir a más figuras. El elenco es de lujo: Paz Calzado baila, la tiple Julia Fons canta, el cómico Gamero recita su famoso monólogo "El tío del Gabán",... todos los artistas actúan desinteresadamente y la recaudación es importante.
Algunas de las participantes en el beneficio. De izquierda a derecha: (1) la señorita Olivares, (2) Candelaria Medina,
(3) Nieves Suárez, (4) Antonia Sánchez Jiménez, (5) Carmen Andrés y  de pie (6) Julia Mena
Una semana después la empresa del local, la flamante Compañía Madrileña de Urbanización (de Ciudad Lineal) le hace entrega a Candelaria de la recaudación después de la liquidación de gastos e ingresos: 3.163,70 pesetas. La cupletista consideraba que el aforo del Kursaal era de unas 8.000 personas y no le cuadraba lo realmente recaudado con lo que se esperaba. Escamada por lo cicatero de la cantidad que se le entrega y lo generoso de la cantidad que cree descontada, se mosquea primero, más tarde se indigna y, al no obtener respuesta satisfactoria al respecto, decide publicar en "La Correspondencia de España" una carta quejándose de la situación y poniendo en entredicho la honorabilidad de la empresa que construyó la Ciudad Lineal madrileña. Ésta no se hace esperar y publica a continuación su respuesta en el mismo medio:

"Señor director de La Correspondencia de España, Madrid.
Distinguido Señor mío:
Estimando injuriosa la carta de la señorita Candelaria Medina, referente a la fiesta patriótica celebrada en la Ciudad Lineal, publicada en el diario de su digna dirección, demandamos ante los Tribunales a dicha señorita y rogamos al público suspenda su juicio mientras se publican detalladamente las cuentas y antecedentes del asunto en los números de la revista "La Ciudad Lineal" correspondientes a los días 30 de agosto y 1 de septiembre próximo.
Rogando dé cabida de esta carta en ese importante diario, le anticipa las gracias y queda de usted atentamente seguro servidor q.s.m.b.,
Arturo Soria".

Nada menos que el mismísimo Arturo Soria se sintió afectado por la falta de confianza de la cupletista y en persona emprendió una campaña de "limpieza de imagen" en la que, sin duda, el proyecto de la Ciudad Lineal se jugaba mucho. El beneficio celebrado en el Kursaal fue más que un espectáculo, fue una "fiesta patriótica" en la que los sentimientos de muchos españoles encontraron una manera de lavar cierto sentimiento de culpa generalizada. Aquellos militares muertos en un lejano barranco africano, luchando por la posesión de unas minas que enriquecían a unos pocos o por conquistar unos territorios semidesérticos a sus legítimos dueños, era más de lo que muchas conciencias podían permitirse sobrellevar. Se trataba de la patria y de algo más, un sentimiento mucho más legítimo y poderoso: el valor de la vida de un solo de aquellos hombres valía mucho más que todo eso.
La estatua de Arturo Soria y Mata situada
en la avenida que lleva su nombre
El 10 de septiembre de 1909 aparece el número 338 de la revista La Ciudad Lineal, que se anunciaba como una "revista científica de higiene, agricultura, ingeniería y urbanización". En ella aparecen las detalladas cuentas del evento y un estudio sobre el aforo real del Central Kursaal. Las cuentas estaban claras, las exponen detalladamente y zanjan el asunto con un "No nos molesta nada lo que diga una mujer guapa", que se podía interpretar tanto desde la galantería como desde el desprecio. Candelaria opta por la galantería y se da por satisfecha. Al final no es demandada, con lo que eso publicitaba siempre a una cupletista.
Candelaria más contenta que unas pascuas después
de las explicaciones de los responsables del Kursaal
En el puerto de Málaga asiste a la salida de las tropas hacia Melilla, un nuevo cargamento de carne de cañón que le provoca un fervor patriótico que le lleva a decir: "(...) sentí envidia, envidia hasta el punto de ser la única vez en mi vida que he pensado mal de mi sexo. Nunca había tenido ese desfallecimiento, tan peculiar en las mujeres, que las hace exclamar a menudo: «¡Quién fuera hombre!»; pero aquella noche, sí; aquella noche mi temperamento femenino se sublevó, y yo considerábame desgraciada por no haber nacido varón. Las mujeres nos quedábamos en el andén, y ellos, sólo ellos, partían a la guerra. Y no me cansé de preguntarme en el transcurso de aquella larga noche, en que no pude conciliar el sueño: ¿por qué las mujeres no vamos también á la guerra? ¿Habrá otro momento en que la mujer sea más útil al hombre que cuando éste ocupa los sitios de mayor peligro?".
Soldados españoles muertos en la guerra de Melilla,
y de esto quería formar parte la buena de Candelaria...
Protagonista absoluta de esta tragicomedia, que bien pudiera titularse "En el cuplé y en la guerra", aún le quedaba a la guerrera Candelaria algún que otro cartucho en la recámara. Estuvo intentado llegar a Melilla como enfermera durante casi tres meses. En este intervalo le dio tiempo para organizar nuevos beneficios, uno en el Salón Imperial de Sevilla (donde actuó el maestro Otero con un cuadro de baile infantil) y otro en el Novedades de Málaga. Entre unas cosas y otras consigue recaudar unas 4.500 pesetas, de las que se dice que al menos 1.000 son suyas. Al no obtener en Málaga el permiso del general Marina, que al parecer no puede garantizar su seguridad, comunica a la prensa su intención de irse a París, por aquello de que le pillaba de paso hacia África. Mientras tanto se venden como si fueran churros postales de Candelaria vestida de enfermera, anunciadas como: "Cinco preciosos modelos de postales de gran brillo de la aplaudida artista Candelaria Medina con traje de la Cruz Roja". Al fin, después de mucho intentarlo y obteniendo el merecido premio a su innegable constancia, es autorizada para viajar a Melilla y hacer entrega en mano de la cantidad recaudada. En Melilla la reciben encantados, tanto por la pasta como por el hecho de que en la ciudad se calcula que "hay por cada mujer, incluidas las feas (de las que no hay muchas), cincuenta hombres".
Una acalorada Candelaria con expresión de:
"Ya he llegado a Melilla y ozú qué caló que hace aquí..."
A pesar de ser un hito en su carrera, los beneficios de Melilla quedan atrás y la vida sigue. La publicidad que le han dispensado le sirve para trabajar durante 1910 en los mejores escenarios españoles, principalmente como cupletista, dejando el baile flamenco en segundo plano. En enero debuta en el Gayarre de Barcelona, en febrero y marzo actúa en el Novedades de Valencia, en abril en el teatro de La Latina de Madrid, junto a Pilar Cohen, veterana cupletista de las que se buscaban la pulga más de diez años antes. Y es allí donde Mr Marinelli, el famoso agente artístico europeo, se fija en la malagueña y le ofrece un contrato para debutar en París. Ha tenido suerte con Fornarina, que en esos momentos es la gran atracción de la temporada parisina, y también ha fichado a la majestuosa Pastora Imperio. Está interesado por las artistas españolas que se han puesto de moda en el mundo y cree que Candelaria puede ser su próximo descubrimiento. Pero no, no lo fue en absoluto. El propio Marinelli, un señor elegante y educadísimo por otra parte, la llamaba ante sus íntimos "la gata", no sabemos si por sus maullidos.
Candelaria en 1910, poco antes de su fiasco parisino
Reaparece en Madrid junto a otra de sus compañeras que no han terminado de cuajar en París: la Bella Chelito, que a partir de ahora se hará llamar Ideal Chelito. Las dos son consideradas como grandes bellezas y como una "pesadilla para los viejos verdes". Fornarina, la favorita de Marinelli, ha dejado atrás la sicalipsis y ha sabido hacerse considerar como una cantante, no como una belleza que se dedica al cuplé. Además, ha triunfado incontestablemente en París y otros escenarios europeos. Sus compañeras en España, moviéndose entre la envida y la admiración, intentan adaptarse a los nuevos tiempos. Candelaria es contratada en el Lírico de Palma de Mallorca en noviembre y aprovechando las fechas se atreve a hacer de doña Inés, haciendo -según la prensa- "palpitar de emoción las graves estatuas del Comendador y Mejía". Termina el año en el Salón Vizcaya de Bilbao y se dispone a entrar en 1911 llena de ilusiones y proyectos, así era ella.
Candelaria en su época de esplendor, una de las
cupletistas más guapas de la "edad dorada" del cuplé
Y lo cierto es que 1911 será también un buen año para ella, trabajando mucho y bien por toda España. Inaugura el año en el Novedades de Valencia y, dando un rodeo por su tierra, en abril y mayo actúa en el Príncipe Alfonso de Madrid, donde obtiene un enorme éxito. De ahí pasa al Royal Kursaal y a continuación al Trianón Palace, el salón más chic dedicado al cuplé y el que mejor pagaba a sus artistas. Allí comparte escenario con las olvidadas Paquita Escribano y  Estrella de Andalucía, cupletista a transformación la primera, flamenca exuberante la segunda, merecedoras ambas de su propia entrada en este blog.
Sombrero tipo bonete con delicadas aigrettes y broche
modernista para Paquita Escribano
Gran sombrero con lazos de terciopelo y
soberbia amazona para la Estrella de Andalucía
En verano hace Candelaria la gira por provincias, a ser posible costeras y termina la temporada estival actuando a finales de septiembre en el Cine Paz de Castellón. Gana dinero y es admirada, muy famosa, pero de su vida personal sigue sin saberse absolutamente nada. Excepcionalmente anuncia a finales de año su intención de pasar las navidades con su familia, que reside en Barcelona y no en su Málaga natal. Comienza el año trabajando en Sevilla y Zaragoza (donde es muy querida y obtiene un éxito clamoroso) y a continuación debuta el 8 de enero en el Salón Madrid, donde permanecerá casi un mes. En febrero puede reunirse de nuevo con su familia pues es contratada en el Salón Doré barcelonés.
Candelaria actuando en el Novedades de Valencia.
Su traje y su pose no pueden ser más cupleteras.
En abril debuta en el Salón Madrid junto a Lolita Méndez y en mayo en el Trianón Palace. Cuando emprende la temporada de giras veraniegas ya tiene en mente volver a Barcelona, ciudad donde cada vez es mejor acogida como artista. En julio la revista "Mundo Gráfico" le dedica una bonita portada, donde una espiritual Candelaria nos ofrece su perfil clásico fotografiado por Calvache.
Calvache, uno de los principales fotógrafos de aquellos tiempos,
tenía una sensibilidad especial para retratar a las chicas del cuplé
Cuando en agosto actúa en el teatro de verano El Bosque la prensa barcelonesa se refiere a ella como a "una de las mujeres más bonitas que ha visto la luz del sol en la tierra del vino y los boquerones" y la tildan de agitanada. La tierra en cuestión se supone que es Málaga, aunque vino y boquerones hay en todas partes. En cuanto a lo de agitanada difieren otros medios al opinar que, más que de gitana, sus rasgos y ademanes son de mora. El 20 de noviembre aparece en "Mundo Gráfico" este soneto a ella dedicado y firmado por el escritor granadino José Fernández del Villar:

                                                                     LAS ESTRELLAS:
                                                                    CANDELARIA MEDINA

                                                                    Ella tiene en sus venas sangre mora
                                                                    y nació malagueña en los Percheles
                                                                    y se adorna con flores y caireles
                                                                    y canta sus pesares; no los llora.

                                                                    La llama del amor quema y colora
                                                                    sus labios más fragantes que claveles;
                                                                    labios que brindan del placer las mieles
                                                                    con liviana impudicia tentadora.

                                                                   Todo es fuego en su ser; su piel morena
                                                                   quema lo mismo que la ardiente arena
                                                                   bajo el sol en la estepa solitaria;

                                                                   y fuego es la mirada de sus ojos,
                                                                   fuego la herida de sus labios rojos
                                                                   y hasta fuego su nombre: Candelaria.

La guapa Candelaria, con traje elegante y
mantón "alfombrao": la imagen de una época
El nuevo año del Señor de 1913 encontrará a la malagueña preguntándose si debe seguir en el lucrativo mundo del cuplé o debe probar con otras disciplinas artísticas, menos lucidas económicamente pero con más prestigio y futuro. Le ofrecen papeles en sainetes y obritas de género chico pero siempre a condición de que cante algún que otro culplé o canción que aspire a serlo. Tiene un gran éxito con el tema "La barquillera", tipo madrileño improbablemente femenino.
Candelaria pregonando barquillos
como si no hubiera un mañana
Sigue actuando como cupletista en las salas donde lo ha venido haciendo habitualmente en los últimos años, como el Novedades de Málaga, el Lírico de Palma de Mallorca o el Kursaal madrileño. Siempre fue Candelaria muy "familiar" en lo que a sus contratos se refería, pero su carácter dulce y cariñoso junto a su necesidad de ser protegida le jugaron una mala pasada en lo que a relaciones personales se refiere. De "su hombre" se hablaba poco y, probablemente, mal. La discutible protección que le brindaba era sin duda cobrada en demasía. Es una historia que se repite a lo largo de los siglos, una y otra vez, siempre igual. Esta adversa circunstancia personal afectó, como no podía ser de otra manera, a su vida profesional: en 1913 trabaja poco y 1914 no comienza mejor. Además, tiene mala suerte. Un agente le consigue un contrato ventajoso a Candelaria en el Gran Casino de San Sebastián para finales de febrero. Pero cuando llega allí descubre que ha sido contratada en concepto de bailarina de baile español para sustituir a la Argentinita, el descubrimiento de la temporada. Incomprensiblemente el agente se ha equivocado ya que Candelaria era sobradamente conocida tanto para lo bueno como para lo malo, limitaciones incluidas. Su contrato es rescindido al llegar a un acuerdo empresa y artista.
El gran ambiente que hace cien años rodeaba al Gran Casino de San Sebastián
De aquí en adelante el estrellato de Candelaria comienza a declinar. Actuará en sus escenarios de siempre, con la única novedad de su inclusión dentro del elenco de variedades del Romea madrileño. Cuando termina 1915 sus temporadas principales en los dos últimos años han sido las veraniegas, haciendo giras por el litoral mediterráneo casi en exclusiva (Valencia, Denia, la irrenunciable Málaga, etc.). No lo dice, pero en realidad está preparando su retirada. Tiene más de treinta años y sigue siendo considerada como una hembra apetecible, siguiendo los cánones de la época, pero está cansada y ha ganado el suficiente capital como para intentar dejar el artisteo. Su vida personal sigue siendo misteriosa, con el innombrable siempre en la sombra, pero anhela una vida doméstica, familiar y de lo más burguesa, como casi todas sus compañeras del cuplé.
Candelaria preparándose para el frío
invierno de la jubilación anticipada
En enero de 1916 actuará en el Romea junto a las hermanas Malagueñitas, la mediocre cupletista Flérida (protagonista del anterior Intermedio) y la exquisita bailarina Luisa de Vigné. A mediados de mes una afonía pertinaz le hará cancelar su contrato en el teatro de la calle Carretas, en medio de unas críticas adversas que se ensañaron arbitrariamente con ella. Durante todo el año actuará intermitentemente aquí y allá, prácticamente retirada, aunque en el número especial de navidad de la revista profesional "Eco Artistico" aparecerá, a doble página, un curioso reportaje publicitario sobre Candelaria. Se anuncian en él sus actuaciones en la Sala Imperio de Barcelona y que "debuta pletórica de facultades y con unos "gramos" de más". Su dirección artística (la de su agente) está en Barcelona, calle Pelayo número 5, y es en la capital catalana donde se establecerá a partir de ahora.
De 1917 a 1919 se la da por retirada y casi desaparecida. Aún colean algunos ecos de su pasada gloria: durante estos años y alguno más el "Anuario Militar de España" recordará como Candelaria logró reunir 3.163,70 pesetas (¿pero no fueron casi 4.500 las cucas recaudadas?) que donó para los heridos de la guerra de Melilla. Una nueva donación, la de un manto para la Virgen de la Macarena, vuelve a traer su nombre a los rotativos. Nadie lamenta su ausencia aunque todos suponen que está gozando de domésticas dichas disfrutando del dinerito tan duramente ganado desde que era una niña. Nada más lejos de la realidad, pero eso, en la próxima y última entrada sobre Candelaria Medina.
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