La Fornarina y otras cupletistas que marcaron una época

La Fornarina y otras cupletistas que marcaron una época: mujeres ayer admiradas, hoy olvidadas

martes, 25 de febrero de 2014

LAS OTRAS: Olympia D'Avigny (y II)

Olympia,en la época de su debut en España,
luciendo su rotunda belleza napolitana
Debido a sus variopintos orígenes artísticos, desde el principio de su carrera Olympia alterna sin  reparo alguno los escenarios españoles con los extranjeros, tanto en América como en el resto de Europa. Donde a otras les daba "pereza" debutar, allí estaba ella, siempre dispuesta a azarosos viajes en barco o incómodos trayectos en tren. Era una criatura incansable, viajera hasta la médula, a la que arrastraban a partes iguales tanto las ganancias por ventajosos contratos como las posibilidades de aventura que se abrían ante ella. Decía de si misma, ya en su vejez, que "había ganado mucho y había amado mucho" pero lo que callaba era que, sobre todas las cosas, "había jugado mucho".
Una jovencísima Olympia, representada cual bacante,
observando con aprensión su futuro, no sin razón
Si hemos de creer lo que ella contó sobre su mala fortuna, de ésta no sólo tuvo la culpa el juego o su desacertada elección en lo que a relaciones sentimentales se refería, sino que también hubo un hecho decisivo que le hizo perder prácticamente todo cuanto había podido ahorrar desde que comenzó a cantar. Cuando en 1914 estalla la Primera Guerra Mundial, Olympia había invertido una importante cantidad en valores italianos, a 110 pesetas cada uno. Al finalizar la contienda, por obvias razones, el precio había descendido a ¡19 pesetas el bono! Su situación, siempre precaria, se hizo casi desesperada. Pero seguía siendo una artista querida por el público, aunque su estilo y sus años le hacían cada vez más difícil su contratación en teatros de primera categoría. Así que decide darle un nuevo giro a su carrera y comienza a dar clases particulares a otras artistas. Su técnica vocal era exquisita y su estilo, elegante y algo estático, se había puesto de moda gracias al advenimiento del cuplé dramático.
Olympia, sentada, junto a La Goya y Paquita Escribano,
alumnas suyas y amigas agradecidas en tiempos difíciles
Paquita Escribano, cupletista de segunda generación,
le debió mucho al estilo comedido y simpático de Olympia
Fue la maestra de muchas jóvenes cupletistas, algunas de forma directa recibiendo clases de canto, dicción y pose escénica en casa de la D'Avigny, otras influenciadas por su personalísimo estilo. Entre sus principales alumnas se encontraban Paquita Escribano o Mercedes Fifí, mientras que La Goya o Raquel Meller, sin haber recibido sus clases, reconocían en la italiana una fuente de inspiración.
No obstante Olympia seguía actuando, jugando y enamorándose a partes iguales, teniendo tiempo todavía para descubrir nuevos talentos. El posteriormente famosísimo compositor Salvador Valverde, recordaba cómo conoció a la cupletista italiana:

Ya en 1920 el periódico le manda a hacer un reportaje que cambiará su vida. Debe ir al "Trianon Palace", donde esa noche debuta una cancionista italiana llamada Olympia D'Avigny. Valverde escribe una crítica entusiasta sobre el arte de la cancionista y ésta, agradecida, le invita a cenar en su casa. Pronto nacerá una tierna y apasionada amistad entre el joven poeta y periodista y la opulenta y madura italiana. Una noche en que Valverde visita a Olympia, encuentra a ésta escuchando una melodía que toca en el piano el músico, también italiano, Francisco Sanna. El tema fascina a la diva, pero no tiene letra. Le propone entonces a Salvador que escriba un poema sobre la música, para algo es poeta. Aunque él se resiste, la insistencia de Olympia puede más y... así nace "Olvídame". Este tema, escrito en 1920, es la primera canción de Salvador Valverde y al mismo tiempo, un éxito fulminante que al poco tiempo cantan todas las cupletistas de España.
(Fuente: Wikipedia)

Salvador Valverde, inolvidable autor de coplas como "Ojos verdes"
y "Ay, Mari Cruz" o el cuplé "Bajo los puentes del Sena"
A pesar de estrenar canciones que se convierten en éxitos instantáneos, la cuesta abajo emprendida por Olympia es ya inevitable. En los años veinte van espaciándose sus contratos cada vez más, aunque sigue teniendo un gran éxito como profesora. Aún en 1925 encontramos en las carteleras actuaciones suyas, como la que hizo en el  festival de la federación de obreros y empleados del Ayuntamiento de Madrid en el teatro Reina Victoria, junto a otras compañeras de las variedades. Ya entonces se le trata con la admiración que se le da a una "vieja gloria": una mezcla de lástima y nostalgia, no exenta de genuino cariño por parte del público. En esta época Retana, que siempre sintió por ella devoción, consideraba que la fortuna de la napolitana había llegado a ascender a "cien mil duros en metálico y treinta mil en joyas", pero que su corazón generoso y alegre de cigarra despreocupada, así como su afición al juego, hacían ya entonces prever una gran tragedia.
Olympia, hermosa cigarra que no supo ahorrar ni invertir
en tiempos sin seguros sociales ni nada que se le pareciese...
En 1932 surge la primera alarma: el empresario del teatro Eslava, David Hormaechea, organiza una función en beneficio de Olympia, en la que actúan grandes figuras del momento como Perlita Greco, María Esparza, Rámper, Laura Pinillos y el transformista Edmond de Bries, que realiza de la italiana una aplaudida imitación. La recaudación le es entregada a la emocionada cupletista y sus numerosos amigos consideran que, de momento, su situación ha dejado de ser desesperada.
En esta foto, una de las últimas en las que aparece, se puede
apreciar el aspecto envejecido y desgastado de la desamparada Olympia
En abril de 1936 aparece en las páginas de sucesos de los diarios madrileños una curiosa noticia: dos bomberos arriesgan su vida para salvar a un perro en el incendio de una vivienda. El animalito sobrevive a las llamas pero es llevado al albergue municipal, situación no mucho más envidiable. La sorpresa de los periodistas cuando van a informarse sobre el destino del infortunado animal es encontrarse en el albergue a una anciana en la que reconocen a Olympia D'Avigny, otrora gran estrella del cuplé. Por unas pocas pesetas, acogida casi como uno de los animales que allí se encuentran, la italiana sobrevive gracias a la caridad.
Olympia cuidando de uno de sus gatos, recogido
en el albergue municipal donde trabajaba por un pequeño peculio
Vive en una casa modestísima, "vieja en una calle nueva" nos dice el periodista que la entrevista. Lo que ve es tan triste que prefiere no describirlo y deja que sea la propia Olympia la que haga una semblanza de su vida actual,con miradas nostálgicas hacia el pasado exentas de amargura. Gracias a los benefactores del albergue de animales (una Sociedad Protectora de Animales en ciernes), entre los que se encuentran cupletistas como Raquel Meller o La Goya, la napolitana sobrevive rodeada de gatos en su humilde hogar. Así quedan las cosas. En julio estalla la guerra y nada más se sabe de la desgraciada Olympia.
Miliciana desfilando por la calle Génova de Madrid
en noviembre de 1936 (fuente: rayosycentellas.net)
En plena guerra civil la situación de la mayoría de los españoles era difícil, en ocasiones desesperada. Si esa era la norma, cuánto más terrible sería para una criatura tan vulnerable como la anciana cupletista, que vive en la calle, eventualmente acogida en los hogares de unos u otros. Conocida su situación, de nuevo sus compañeros se ponen en acción para ayudarla. Pero son tiempos difíciles, surgen voces discordantes al respecto ya que en unos años tan tremendamente politizados, resulta que la díscola Olympia ¡ni siquiera está sindicada! Pero la sección de artistas de variedades de la UGT pone orden en el asunto: hay que ayudar a la compañera aunque no esté sindicada, ya que es obligado socorrer al trabajador que, en su vejez o enfermedad, no tiene medios propios para mantenerse.
Caricatura de Olympia en su madurez,
aparentemente digna y serena
En el teatro Chueca, artistas como La Yankee, Ofelia de Aragón, Rafael Arcos o la vivaracha Luisita Esteso, hacen lo que pueden para conseguir la cantidad suficiente con que remediar la situación de Olympia. Algunos de ellos, como La Yankee, hacen aportaciones de sus propios bolsillos. Los artistas de variedades, gente acostumbrada a las veleidades de la fortuna, a la inseguridad de los contratos y a lo efímero de la fama, saben reaccionar generosamente ante un caso así. Siempre, en todas partes, en los peores momentos, ha habido gente buena.
Olympia D'Avigny, uno de los destinos más tristes
del cuplé y una de las más alegres entre las cupletistas
Nada más se sabe de Olympia. Probablemente murió recogida en algún asilo, no mucho después del final de la guerra civil española. Como siempre, este blog está abierto a todo aquel que tenga datos sobre las olvidadas del cuplé. Aunque, en este caso, no sé si quiero saber más sobre su muerte o sus últimos años. Por información, por objetividad biográfica serían datos interesantes de conocer, sin duda, pero casi prefiero quedarme con la estrella luminosa de sus años de fama y fortuna.
Sí, definitivamente me quedo con aquella alegre Olympia, luchadora, vividora, jugadora,... en definitiva, estrella del cuplé.

P.S.: Agradecerle a Albert, un lector muy experto en el tema, su información sobre Olympia que paso a compartir con todos vosotros: "Su verdadero nombre era Olympia Arditi y murió en Madrid el 26 de diciembre de 1945, a los 73 años. Vivía en la calle Marqués de Leganés, en situación tan precaria que una amiga suya la traslada a su casa, donde pocos días después fallece. Fue precursora de la fonografía, grabando ya en Italia a principios de siglo para la casa Berliner's. En España registra unas cuantas caras para la casa Odeón, donde graba sus cuplés más exitosos: La jardinera española, Mi Mariana y Robustiano, entre otros. Posteriormente realiza otra serie de grabaciones para la Pathé de San Sebastíán".

Gracias Albert.

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