La Fornarina y otras cupletistas que marcaron una época

La Fornarina y otras cupletistas que marcaron una época: mujeres ayer admiradas, hoy olvidadas

sábado, 12 de febrero de 2011

LA FORNARINA XII: Algo está cambiando

Fornarina nunca dejó de ser, en el fondo, la chulilla Consuelo
envuelta en su mantón "alfombrao"

A diferencia de 1911, el año 1912 será más tranquilo para Consuelo, a pesar de comenzar con un rumor del que en realidad se viene hablando desde hace años: una tournée inminente de Fornarina por América que comenzaría en Nueva York. Aunque ella nunca lo confirma, en la prensa se da por hecho que tiene ofertas firmes y muy suculentas, ya que sería aumentado sensiblemente el caché de Fornarina en Europa que es en estos momentos de 4 ó 5.000 duros al mes, cantidad muy apreciable en 1912. Se habla incluso de que formaría una pequeña compañía junto con La Goya y Quinito Valverde. Sea como fuere este proyecto nunca se cumplió y en la carrera de Fornarina siempre quedó pendiente el "hacer las Américas", quién sabe por qué motivos.

El Flatiron Building de NuevaYork, en 1910

Descartada la gira americana y todavía bajo contrato con la agencia de monsieur Marinelli, Consuelo seguirá con sus actuaciones europeas pero, a diferencia de los cinco últimos años, la tendencia se invertirá y la mayor parte de sus contratos serán en salas españolas.
Así en enero de 1912 está actuando en el Eslava, en programa especial detrás de obras tan dispares como "La corte de faraón", "La viuda alegre", "La mujer divorciada" o "El Revisor". Fornarina era una especie de seguro de éxito en cualquier representación. Si la obra -generalmente género chico, sainete u opereta- funcionaba regular o mal, se reemplazaba por otra, pero Fornarina permanecía como número final, asegurando así la asistencia del público.

Una polifacética Fornarina, caracterizada para diferentes números

El 16 de enero, tras una pequeña gira por provincias, actúa en el Eslava a beneficio de la Asociación de la Prensa. El programa es muy revelador del signo de los tiempos: primero "La mujer divorciada", en segundo lugar películas de la Casa Pathé y por último Fornarina que, acompañada al piano por Quinito Valverde, canta temas de su repertorio tan populares como "El primer amor", "¿A dónde va usted?", "El tuteo", "El polichinela" y "El sátiro del ABC".
Precisamente en la crítica que en el periódico ABC aparece, sobre esta actuación, se nos hace una detallada descripción de lo que era un recital típico de Fornarina: un comienzo tímido, una voz trémula, una actitud medrosa e insegura, que, poco a poco, se va afianzando en la voz y en la presencia. Una voz acariciadora, argentina, bien modulada, de acento insinuante y perfecta dicción. Todo ello unido a una presencia encantadora, natural, que provoca reacciones de simpatía y deleite en el público, definitivamente entregado a la artista mucho antes del segundo tema.
Caricatura de 1912: Fornarina manejando a los hombres,
como si de marionetas se tratase

A finales de enero se celebra en el estudio del famoso fotógrafo Calvache una comida de amigos con la excusa de homenajear a la cupletista, y ella misma ejerce de cocinera de un arroz con pollo o paella (de las dos formas aparece referenciado), ya que al parecer era muy aficionada a la cocina y disfrutaba realizando tales menesteres domésticos en su vida diaria. En el Heraldo de Madrid apareció hasta un "Poema del arroz con pollo", por lo cual colegimos que no debía ser mala cocinera. Este gusto por lo doméstico -real o simulado- estaba muy bien visto entre las artistas de variedades, ya que así se mostraban ante el público como mujeres normales y corrientes, es decir, inofensivas. Promocional o auténtico, Consuelo manifestó en múltiples ocasiones su gusto por las tareas del hogar.

Consuelo cocinando arroz con pollo, con mención especial para
su atuendo: mandil bordado y canesú con chorreras

El 8 de febrero se despide del Eslava para hacer la ya clásica temporada parisina, pasando antes por Barcelona, cita también clásica en la agenda de Consuelo.
Por estas fechas aparece la primera mención en la prensa de las "veladas en la casa de Fornarina". Estas reuniones en las que se congregaban amigos y conocidos de Consuelo, procedentes principalmente del mundillo intelectual y periodístico, tienen un gran interés a la hora de comprender la verdadera personalidad de Fornarina y merecen un desarrollo más extenso en el próximo capítulo. Teniendo en cuenta que todavía en 1913 Fornarina aseguraba no ser propietaria, estas primeras veladas se celebrarían seguramente en algún meublé alquilado por la artista y no compartido, al menos oficialmente, con Cadenas.

Una juguetona Fornarina fotografiada en la famosa
Venta de Eritaña de Sevilla

En mayo regresa a España procedente de París y actúa en el Salón Llorens de Sevilla. En la capital de la canción española, del flamenco y de la tonadilla andaluza, en la cuna de la copla (que desbancará al cuplé, hasta hacerlo desaparecer, en menos de veinte años) el estilo de Fornarina, tan parisino, tan europeo, es esperado y bien recibido. No en vano sus "Clavelitos", de aire pretendidamente andaluz, se han convertido en una especie de himno a lo español en el resto de Europa. Desgraciadamente, parte del público sevillano -como ya va siendo costumbre en otros escenarios de España- se cree en el derecho de recibir su ración de sicalípsis por parte de Fornarina. Esa etapa de su vida, de su arte, pasó hace tiempo y no está dispuesta a rebajarse a ciertas pretensiones. La actuación queda deslucida; hay, como en los toros, división de opiniones.
A continuación es contratada en Zaragoza y allí sucede otro pequeño escándalo. La noche de su debut, el día 6 de junio, de nuevo hay división de opiniones entre el público asistente a la función, pero en este caso se termina provocando una bronca de tal magnitud que, al día siguiente, el gobernador civil decide mandar varias parejas de los cuerpos de seguridad para garantizar el orden. Y así la noche del 7 de junio, una Fornarina serena y sonriente, comienza su actuación enfrentada a lo imprevisible. Al finalizar la primera canción, el público le tributa una gran ovación de desagravio, que se repetirá en todos y cada uno de sus temas. Al finalizar la actuación, muy emocionada, tiene que salir a escena varias veces para agradecerle al público zaragozano tan espectacular acogida. ¿Qué había ocurrido el día anterior? ¿A qué se debía este cambio de actitud? Misterios del cuplé. O de la claque.

De un patio de butacas puede esperarse cualquier cosa...

La claque, termino ambiguo que en su original francés significa algo así como bofetada, en realidad era la denominación que se daba a los grupos contratados en muchas ocasiones por los propios empresarios y artistas, que decidían en los teatros qué representación iba a ser un éxito clamoroso el día del estreno, cual iba a ser pitada o ignorada, qué actor tenía el beneplácito del público o cual había caído en desgracia, por los motivos que fueran. Podían tener gran influencia y ejercer cierto tipo de chantaje sobre autores, empresarios e intérpretes. En el caso de Fornarina no hay datos fehacientes sobre la influencia, negativa o positiva, de la claque en su carrera. Pero muchos de sus escándalos sobre el escenario tienen una firma equívoca, casi gratuita, que no parece obedecer a ningún otro estímulo que no fuera el de la influencia de estos reventadores profesionales.

A pesar de todo, Fornarina continúa con su carrera imparable, todavía considerada como la número uno entre las cupletistas. Así en julio está actuando en Barcelona, en el teatro El Bosque y es agasajada con una merienda, organizada por el semanario barcelonés El Cine.
De cómo el cine contribuyó a la desaparición del género chico en España, poco se puede añadir que no se sepa. En 1912 todavía era considerado como un espectáculo menor, aunque no minoritario. Muchas salas ofrecían como complemento en su programa rollos de películas francesas o americanas. Charles Chaplin, o mejor dicho su personaje Charlot, comenzaba a ser conocido, así como otros actores o actrices, en comedias o dramas, herederas directas unas y otras del teatro y las variedades. Pero el cine no podía ser considerado aún como un enemigo, tan sólo como un complemento, un hermano pobre: sin sonido ni color, no era rival para el teatro. Al menos, todavía.
El público español de principios del siglo XX frente
a una pantalla de cine: entonces, como ahora

En agosto continúa trabajando en Barcelona, contratada en el Novedades. Y allí, de nuevo, tiene lugar un pequeño escándalo. Actuaba en el mismo programa la chanteuse y diseuse francesa Nitta-Jo. El avispado empresario del Novedades contrata a ambas y organiza esta actuación al alimón, esperando obtener un lleno total al reunir a unos partidarios enfrentados de la francesa y de la madrileña, más que dispuestos a armar bronca. Ciertamente, los estilos de ambas no podían ser más diferentes: Nitta-Jo era una cantante dramática, una especie de apache trágica, de voz desgarrada y gesto arrabalero; Fornarina era la pícara delicada, la chula madrileña procedente del pueblo pero pulida en los salones de los hoteles de lujo, de voz trémula y ademanes ingenuos.

Nitta-Jo nació alrededor de 1890 en Marsella, y tuvo
una larga
carrera que llegó hasta finales de los años 30

Pero, además, Consuelo no se encuentra en su mejor momento. Una antigua dolencia, de la que apenas se sabe nada pero que al parecer le fue diagnosticada durante su estancia en Leipzig, ha vuelto y le causa fuertes dolores. Físicamente se encuentra en inferioridad de condiciones con respecto a la cantante francesa.

Los partidarios de Nitta-Jo silban la actuación de Fornarina y ésta, poco acostumbrada a no ser considerada como la primera estrella del cartel, se niega a actuar la noche siguiente y rescinde su contrato, saliendo precipitadamente hacia París. Los espectadores pidieron la devolución del importe de sus entradas para esa noche, organizándose una bronca considerable a las puertas del teatro. Incluso se habló de un duelo entre un amigo de Consuelo y un militar, partidario de la cantante francesa. Todo quedó en nada, como siempre, pero este tipo de escándalos teatrales estaban comenzando a convertirse en una molesta costumbre en las actuaciones de Fornarina. Algo está cambiando, tanto en el gusto del público como en la vida de Consuelo.

Desde mediados de agosto hasta primeros de septiembre, se encuentra en Madrid actuando en el Edén Concert, algo que se podría considerar como una vuelta a sus inicios sino fuera porque se trataba de funciones benéficas, a título de estrella invitada. En estas funciones benéficas se hace un poquito de todo, desde un concurso de mantones hasta una rifa de besos, pasando por las actuaciones de otras cupletistas y artistas del varietés, tales como Petite Copelia, Elvirita Ramos, el trio Rui-Car o la pareja Muñoz Lillo.
Nunca le estaremos lo suficientemente agradecidos
a aquellas discográficas pioneras...

Durante este año de 1912 realizará muchas de sus grabaciones para "La voz de su amo". Gracias a ellas, la voz de Fornarina ha llegado hasta nosotros, si bien no en todo su esplendor, sí al menos lo suficiente como para hacernos una pequeña idea, aunque sea lejana, del encanto y la personalidad artística de la maravillosa Consuelo. En este mismo blog tenéis alguna de estas grabaciones, merece la pena disfrutarlas.

Después de una temporada fuera de España, en octubre Consuelo es contratada por el teatro Sanchís de Oviedo, donde dará tres funciones, esta vez con enorme éxito. A continuación actúa en Bilbao y después pasa una corta temporada en Madrid, descansando, antes de salir de nuevo hacia París. Antes de su marcha, es entrevistada para el Heraldo de Madrid por el célebre periodista el Duende de la Colegiata, junto con otras artistas del elenco del teatro Eslava. Le pregunta de nuevo por los rumores de boda y Fornarina, de nuevo, los desmiente. Lo que sí cuenta es la pérdida o robo que acaba de sufrir en la estación de tren de Miranda de Ebro: nada menos que 4.000 pesetas de la época que portaba encima como si cualquier cosa y que, horror, se le han caido del bolso en un descuido. Estas historias de pérdidas, robos y estafas le daban un punto de interés a las carreras de las cupletistas, y la prensa se encargaba puntualmente de difundirlas cuando no de aumentarlas o incluso inventarlas.

La maravillosa Julia Fons, caracterizada como
Lotha en "La corte de Faraón"

En la foto publicada con esta entrevista, borrosa por el paso del tiempo, aparece el Duende rodeado de las artistas del Eslava (entre otras, la extraordinaria Julita Fons) y una sonriente Fornarina que, sentada en el centro del grupo, destaca por su elaborado atuendo: traje à la mode, gran sombrero y boa de plumas. Acaba de llegar de la calle y se pasa por el Eslava por algún motivo de tipo personal, ya que no está allí contratada. Sus compañeras aparecen vestidas con más sencillez, pilladas acaso antes o después de algún ensayo y parecen algo eclipsadas, formando una especie de comparsa de la estrella. Fornarina es en estos momentos una diva, es rica, es famosa, joven y guapa, todavía admirada casi incondicionalmente.



Tres momentos de diferentes coreografías de Loïe Fuller

A finales de diciembre llega a Madrid, presentada como el gran acontecimiento de la temporada, una madura Loïe Fuller, la excéntrica bailarina norteamericana. Su espectáculo, basado en los efectos de la iluminación sobre sus amplios vestidos, flotando alrededor de su cuerpo en movimiento, ha sido la sensación en Europa, especialmente en París, desde su debut a finales del siglo XIX.
No sabemos si Fornarina acudió a ver su actuación pero es improbable ya que, por estas mismas fechas, está actuando en el Eslava, acompañada de nuevo al piano por Quinito Valverde. Aunque no se considera su recital como "el gran acontecimiento de la temporada", es muy aplaudida y Fornarina se siente ante todo querida, envuelta por la calidez del público madrileño, siempre incondicional con su "chulilla" favorita.

Consuelo y Quinito en 1912, fotografiados por Alfonso,
o cómo el tiempo inclemente no respeta ni el papel de periódico

Termina 1912, con su nochevieja de champagne y uvas, tradición que todavía nos une a todos, pasado un siglo. Consuelo la celebra sin saber qué le deparará 1913, quizá con pequeños rituales de la buena suerte, quizá trabajando en el escenario del Eslava, sin tiempo para pensar en otra cosa que no sea el número siguiente. Hay algo en su interior, algo muy profundo, que se mueve. Su salud no es buena, tiene extraños presentimientos. La relación con Cadenas está en su momento más crítico. Todo se tambalea bajo sus pies pero ella, Consuelo la Fornarina, no pierde la sonrisa. La vida es bella y le aguarda, colmada de futuras dichas, a la vuelta de la esquina de 1913.

3 comentarios:

  1. Me encanta su blog, es de una tematica muy original, mis felicitaciones.
    Le sigo leyendo...

    http://fotosantiguasdemallorca.blogspot.com/

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  2. Me encanta el tema porque mi abuela y tias abuelas eran cupletistas en Caracas Venezuela a principios del siglo20 y mi padre fue representante teatral en Mexico de Lupe Rivas Cacho de 1927 a 1935. Sobre esto escribi una obra de teatro disponible en Amazon titulada La Vida? Un Teatro!

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    1. Gracias por la información Eleonora. Buscaré información sobre tus familiares.

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