La Fornarina y otras cupletistas que marcaron una época

La Fornarina y otras cupletistas que marcaron una época: mujeres ayer admiradas, hoy olvidadas

miércoles, 25 de julio de 2012

LAS OTRAS: Preciosilla (y III)

Preciosilla, fotografiada por el prestigioso Calvache en 1924,
con peineta gigante y el inevitable mantón de Manila
La carrera de Preciosilla es, con diferencia, una de las más largas y provechosas de la historia del cuplé. Fue cumpliendo años con prestancia y sabiendo adaptarse al cambio de los gustos del público. Mientras otras de sus compañeras se iban quedando tiradas por el camino, en algún caso literalmente, ella supo caer y levantarse una y otra vez, sabiendo retirarse en el momento justo. De hecho, los años veinte y los treinta fueron sin duda los más provechosos y lucrativos de su carrera, aún teniendo en cuenta la terrible tragedia que significó la Guerra Civil para su vida y la de todos los españoles.
Desde el comienzo fue, comparada con otras, bastante fiel a determinados teatros y la favorita de muchos empresarios, debido a su capacidad de adaptación y a su buen carácter. El Ideal Rosales o el Price de Madrid, así como el Edén Concert de Barcelona, fueron los principales salones en los que actuó en los primeros años veinte. Sus giras por provincias le llevarían a teatros como el Ba-Ta-Clan de Valencia, el Principal de Cartagena o el Casino Royalti de Gijón. De hecho, los casinos se pondrán de moda durante estos años y se convertirán, junto a los teatros de revista y las salas de baile, en los lugares de esparcimiento favoritos de los españoles más o menos pudientes, dejando de lado progresivamente los ya decadentes cafés-cantantes y las pequeñas salas de variedades.
El Casino Royalti de Gijón, publicitando su "lindo teatro",
su "souper dansant" y su "grandioso salón de fiestas"
Precisamente en el Royalti recibe Manolita una de esas críticas negativas a las que, a estas alturas, se ha acostumbrado, esta vez en el diario El Globo. El crítico del rotativo considera una torpeza por parte de la empresa la sustitución (otra constante en la carrera de Preciosilla) de la Bella Emilia , "ya que consideramos a Preciosilla una fracasada, que lo único que hace es cantar la rumba mostrando las impurezas de su cuerpo,(...) llegando el público a tirarle monedas de cobre al escenario". Este tipo de humillaciones era corriente en los escenarios de las variedades y pocas chicas se libraron de ésta y otras parecidas demostraciones de mala educación. Pero ya hemos visto que si por algo se caracterizaba Preciosilla era por su gran capacidad de encaje.
Preciosilla aguantó al público y a la crítica lo que
no está escrito, sin perder nunca la sonrisa 
Y así continúa incombustible actuando en los escenarios de toda España, especialmente en Madrid, asistiendo a la imparable decadencia del género de las variedades y, por ende, del cuplé. La revista musical y sus nuevas figuras, vedettes como Isabelita Ruíz o Tina de Jarque, cantantes de renovado estilo como La Yankee o cupletistas innovadoras como Mercedes Serós, marcan la pauta de los nuevos tiempos. De las antiguas, aparte de Preciosilla permanecen Matilde Aragón, Chelito (cada vez más en su faceta de empresaria) o la excelsa Raquel Meller, que tiene el buen criterio de fijarse en el cine y considerarlo una salida o un digno complemento del escenario.
Raquel Meller en su faceta de actriz, aquí en un fotograma
de la película "Carmen"que protagonizó en 1926
A Preciosilla no le llaman para hacer películas, o acaso no han llegado noticias de tal hecho, o más probablemente, tal actividad no le interesaba demasiado. Le va bien sobre los escenarios, a pesar de las críticas, y sigue siendo contratada en los coliseos más clásicos como el Romea o el Novedades. En 1925 vuelve a actuar con Chelito en la sala Eldorado de Madrid, en obritas que recuerdan a tiempos pretéritos: "Tenorio castigador", "La bajada del espíritu", "El doctor pichón" o "El hueso de la aceituna", títulos del género ínfimo que sigue teniendo su público incondicional. Pero Manolita sabe adaptarse a los nuevos tiempos, a pesar de su renuencia al cine, y se apunta con entusiasmo a otro nuevo invento que causa furor y se está haciendo tan popular como el cinematógrafo: la radio.
En el verano de 1925 actuará en varias emisiones de la recién inaugurada Unión Radio, junto a otros artistas de variedades. Preciosilla cantará algunos de sus mayores éxitos, como el tango "Julián", "Los ojos verdes" (no confundir con la de Quintero, León y Quiroga), el chotis "Yo, tú, no" y el cuplé "La mujer y el diablo".

Alfonso XIII inaugurando Unión Radio el 17 de junio
de 1925 (fuente: cadenaser.com)
En abril de 1926 estrena en Eldorado, junto a Chelito, la obra "El único remedio". Esta revista, en tres cuadros y una apoteosis, es calificada por la crítica como "pícaramente dialogada, de partitura alegre y retozona" y con sus artistas "tan guapas como siempre". Las cosas les van bien, al fin y al cabo es la revista lo que ahora el público más pide y valora. Chelito se convertirá, en dos años, en la empresaria de Eldorado y Preciosilla gana sus buenas perras, que le permiten presumir de tener un gran capital en joyas y bienes inmuebles. Son los "locos años veinte", y no está mal visto vivir bien, disfrutar de la vida y no ocultarlo. Manolita, de hecho, nunca ha sido discreta en su vida ni en sus obras, así que se encuentra en esta época como pez en el agua, sin los tapujos, ambigüedades e hipocresías de períodos anteriores.
Preciosilla se adaptó de maravilla al estilo y maneras
de los años veinte, aunque no siempre la moda le favoreciera
En cuanto a su hermana Mussetta, menos afortunada que ella en el aspecto artístico, da por terminada su carrera sobre las tablas precisamente en estos años, casándose provechosamente y desapareciendo del mapa, al parecer, completamente feliz de poder hacerlo. Tener la fortuna de casarse por amor, tener un matrimonio dichoso y no pasar penalidades económicas, no era algo frecuente entre las chicas del cuplé. Su pasado de frivolidad, no siempre tan feroz como lo pintaban, las perseguía durante toda la vida en un mundo eminentemente machista.
De Mussetta nos quedará la imagen de una cupletista
fina y delicada, siempre a la sombra de su hermana
En septiembre de1926 Preciosilla, que está actuando en el Ideal Room, es definida en un artículo de la revista Muchas Gracias, como "diosa mayor del arte frívolo, adorable criatura ahora en plena apoteosis de belleza". Continúa con calificativos como "Eva moderna", "Venus incitante" o "juguete de perversidad". Ya tiene una edad, sobre todo para una artista de su estilo, pero aún sigue ejerciendo cierta atracción sobre los hombres gracias a la expresividad de sus ojos gachones, su buena dentadura(!) y su pelo a la última moda, cortado a lo garçonne, y sus sempiternos hoyuelos.
Manolita tuvo el acierto de saber adaptarse a los nuevos tiempos:
su corte "a lo garçonne", atrevidísimo por entonces, marcaba la diferencia
Pero en este artículo, tan elogioso que hasta resulta sospechoso, el autor no sólo se complace en un encendido elogio de su físico, sino que además nos da una descripción detallada de su estado financiero: es propietaria de una casa en la calle Colmenares número 7 de Madrid, valorada en 80.000 duros; posee en joyas 150.000 pesetas y una importante cantidad de papel del Estado y piensa adquirir otra finca antes de empezar su tournée por América. El artículo termina con un dato que, no por sabido deja de ser novedoso, sobre todo viéndolo por escrito: "Bienamada bayadera de ilustres personajes que entre sus brazos acaso fraguaron la persecución de la pornografía, (por mor de) sus jugosas pomas, que oscilan con la rumba, sus dos macizos globos imposibles de pellizcar por su dureza, y sus ojos morunos un poco entornados...". Este artículo, que pasa da lo práctico a lo lírico sin apenas transición para acabar convertido en un cuplé dramático, no podía estar escrito por otro que no fuera Alvarito Retana. De hecho, son grandes amigos y el escritor le debe a Preciosilla un obligado agradecimiento al interés que siempre pusiera ella en interpretar sus temas.
Preciosilla, portada del semanario "Muchas Gracias" en 1931,
con el atuendo que lucía para sus célebres rumbas
Son tiempos felices. Alguien cuenta una anécdota, con visos de ser cierta, en la que comparte con Manolita y otros amigos una alegre velada nocturna. La cupletista está actuando en el Ideal Room, que tiene un no menos ideal restaurante, donde poder tomarse alguna que otra delicatessen al terminar la jornada o entre número y número. De fondo suena una orquesta de jazz, el ambiente es elegante pero informal. Manolita pide cangrejos, frescos y rojos como el coral, acompañados con unas cuantas copas de champán. Los cangrejos, ya se sabe, se comen y saborean de una sola manera: con los dedos y chupándolos. Alguien que está sentado a la misma mesa cuenta un chiste sobre un expresidente de la República Francesa y un difunto monarca, por entonces muy vivo. El segundo pregunta al otro qué le hubiera gustado ser de no haber nacido hombre, y el francés responde que león para ser el rey de la selva, pero el rey (que al fin y al cabo, ya lo es) le dice que cangrejo. ¿Y por qué?: para que me chupasen la colita en los reservados elegantes, responde el muy tuno. Manolita casi se atraganta, bebe un poco de champán, se levanta y se va, sin perder la sonrisa. El chiste no le ha gustado nada, ella es cupletista, coqueta y de físico voluptuoso, incluso una vez alguien le llamó "furcia", en fin, ninguna santa. Sin embargo, amigo mío, una señora es siempre una señora, incluso cuando rechupetea cangrejos.
Un apetitoso plato de cangrejos en salsa como éste fue el origen de una
de las anécdotas más jugosas de Preciosilla (fuente: recetasypostres.net)
A finales de los veinte, Preciosilla sigue actuando tanto dentro como fuera de España, haciendo alguna que otra gira por América (Cuba, México, Perú,...) y esporádicas visitas a París, que acaso conllevan más diversión y compras que trabajo propiamente dicho. Ha pasado el ecuador de la treintena y tiene que soportar, esta vez encajándolo muy mal, comentarios sobre su edad que la sitúan en la cincuentena. Hasta tal punto llega su indignación que se apuesta en el Heraldo de Madrid, por intermedio del periodista Alfredo Muñiz, 5.000 pesetas de la época para que alguien demuestre que ella es mayor que otras veteranas como Cachavera, Pastora Imperio, Amalia Molina, Carmen Flores o Adelita Lulú. Deposita las 5.000 pesetas y su fe de bautismo ante un notario y espera resultados. La apuesta se queda en nada, hay demasiado que perder: más valor tiene para una artista de la época la ignorancia de su edad que los 1.000 duros apostados. El periodista se parte de risa y concluye la boutade con una frase lapidaria: "No importa si tiene diez años menos o más que las otras, está todavía muy apetitosa y a las jamonas les pasa como a los jamones, cuanto más curados mejor ."
Preciosilla, a los treinta y tantos, ya estaba etiquetada como "jamona",
calificativo que en la época no era necesariamente negativo
Manolita entra en la década de los años treinta (los del siglo, no los de ella) alternando el chotis y el cuplé con el charlestón y el fox-trot, dispuesta a hacer lo que sea menester para mantenerse en los escenarios. En sus fotos de la época podemos ver a una mujer guapetona, alegre y discretamente provocativa, luciendo espléndidas toilettes y con unos cuantos kilos de más con respecto a sus comienzos, precisamente ahora que se lleva la delgadez casi extrema. Presume cada vez más de madrileña, olvidando aparentemente sus orígenes aragoneses, acaso para desmarcarse de la Meller o para confraternizar con el público de la ciudad donde reside y actúa durante gran parte del año.
Manolita fue adaptando su imagen a las modas, en este caso
con ondas al agua, cejas depiladas y sus inseparables diamantes
Precisamente en Madrid le sucede, a finales de 1934, un desagradable suceso que su amigo Retana (bajo el seudónimo de Carlos Fortuny) se presta a hacer público por medio de la prensa. Como ya hemos visto, Manolita es propietaria del edificio situado en la calle Colmenares de la capital. Habiéndose reservado el principal como vivienda suya, tiene arrendados el resto de los pisos, lo cual le procura unos ingresos bastante considerables. Todo va bien hasta que una de sus inquilinas, por extraños motivos que no se aclaran, se niega a pagarle el alquiler hasta que no le revise el contrato a la baja e incluso amenaza con desfigurarla. Todo es bastante confuso y Manolita lo explica a su manera: la vecina es una mujer de mal carácter, prácticamente una loca peligrosa, que una noche le espera en el rellano de la escalera para atizarle con un zurriago(1), cuando regresa de madrugada del teatro. Aterrorizada, se ve obligada a ponerle una denuncia y es acompañada a su casa por dos guapísimos guardias de asalto, que le sirven de escolta.
La periodista Josefina Carabias, acompañada por dos
guardias de asalto de atléticas proporciones
Estos policías de la Segunda República se caracterizaban por sus físicos privilegiados, ya que se les exigía reunir unas condiciones (estatura, peso, pruebas físicas,...) hasta entonces no conocidas en España. Ni qué decir tiene que Preciosilla hace de la necesidad virtud y se queda encantada con sus acompañantes: algo bueno tenía que tener la amenaza del zurriagazo. Pero el tema es serio y llega a los juzgados. Detrás de la apariencia se esconde algo más turbio y sórdido, sintomático de los tiempos que corren. Lo cierto es que Manolita, como tantas otras cupletistas y prácticamente todos los propietarios de la época que se precien, es (muy) de derechas, mostrando en más de una ocasión sus simpatías por Gil Robles y su partido, la CEDA. Su agresiva vecina es, al parecer, una declarada anarquista, de ideas revolucionarias y métodos expeditivos. Surge entre ellas el desacuerdo ideológico, por otra parte desgraciado signo de los tiempos, y también se habla de ciertos celos o envidias. Al final, todo se queda en nada, de momento, y nada más se dice sobre el tema. Tiempo después, al declararse la guerra, este suceso le traerá a nuestra Preciosilla unas consecuencias extremadamente desagradables.
Cartel propagandístico de Gil Robles en la Puerta del Sol
de Madrid, para la campaña electoral de 1936
Según algunos especialistas, aunque yo no he podido contrastarlo, Manolita es denunciada al comienzo de la guerra por una vecina, acérrima y declarada enemiga suya, que considera a la cupletista afín a los sublevados de Franco (y razón no le falta). No he encontrado datos sobre este hecho, aunque sí está comprobado el que anteriormente os he relatado del año 1934. Puede haber una confusión de fechas y de ahí provenga el equívoco, si bien es cierto que entre 1936 y 1938 no hay datos profesionales sobre Manolita, esto es, desaparece de las carteleras de los periódicos españoles y más concretamente de los madrileños. Puede ser que en estos años estuviera detenida en alguna cárcel a causa de la denuncia, o que hubiese huido o estuviera escondida esperando tiempos más propicios; puede ser simplemente que en los primeros años de la contienda no trabajase por falta de contratos o por falta de actividad en el sector teatral, todo ello debido a muy obvias razones. De cualquier modo a partir de octubre de 1938 y hasta agosto de 1939, Manolita está trabajando en el Teatro Calderón, formando parte del espectáculo "Radio Variedades Calderón 1940" por el que pasarán artistas de las variedades como el cómico Ramper, La Yankee, Juan de Orduña (el que después sería famoso director de cine), Pastora Imperio, los payasos Pompoff y Thedy o una tal Ana-Mary (la Shirley Temple española). Después pasa, durante una corta temporada, al teatro Maravillas, formando parte de un espectáculo eminentemente infantil, con un elenco en el que destacan Balder con sus autómatas, payasos como los ya mencionados Pompoff y Thedy, Zampabollos, Nabuconodosorcito y los Hermanos Aragón, todos ellos miembros de la misma familia.
La familia Aragón a principios de los años treinta: Thedy,
Nabuconodosorcito, Zampabollos, Gaby, Fofo y Miliki
Por lo que se ve Manolita sabe sobrevivir a la guerra y recibe, suponemos que con alegría, la victoria de los nacionales, con los que recupera bienes confiscados, cuentas retenidas y otras prebendas. Ha sabido ahorrar, pertenece al bando de los vencedores y no ha tenido pérdidas sustanciosas durante la guerra, así que puede iniciar su retirada después de estos últimos años, tan intensos y terribles para todos. Los teatros de variedades cierran sus puertas o se reconvierten, el cuplé agoniza bajo el impulso de la copla andaluza y Manolita está cerca, esta vez sí, de cumplir los cincuenta años. Sus apariciones en los escenarios se van espaciando hasta desaparecer totalmente. Sabe hacer mutis con elegancia y extremada discreción. Sus últimos años los dedica a su familia y a obras de caridad, aunque quiero creer que no se privó de alguna que otra velada de champán y cangrejos. No se casa y vive, de forma confortable e incluso opulenta, hasta su muerte el 12 de noviembre de 1952, con tan sólo cincuenta y nueve años. Sin haber hecho testamento, debido a lo inesperado de su muerte, deja una fortuna a sus herederos valorada en más de cinco millones de pesetas. Su hermana Mercedes (otrora Mussetta), agradecida, le hace construir un mausoleo digno de su fama y su generosidad. Ella misma iría a parar a dicho mausoleo tras su muerte el 19 de diciembre de 1963.
Esquela aparecida en la prensa por el fallecimiento de Preciosilla...
... y recordatorio del aniversario de su muerte, un año después
Y hasta aquí ha llegado la historia de Manolita Tejedor, Preciosilla, cupletista frívola, vividora y trabajadora como pocas. A pesar de su larga carrera, su fama y su fortuna, pasó a ser una de las más olvidadas de las bellas del cuplé. Espero, con estas entradas a ella dedicadas, haber recuperado su figura para todos los que seguís este blog, y que hayáis disfrutado su lectura tanto como yo he disfrutado su redacción. 
Poca cosa sin el encanto de su presencia, os dejo otro tema suyo: "Chiqui-Chiqui", del maestro Larruga, en una grabación de 1911.



(1) Zurriago: látigo con el que se castiga o zurra.

7 comentarios:

  1. Siempre es un placer pasarme por tu blog y leerte.

    Saludos, Narán

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  2. Gracias por descubrirnos la historia de estas mujeres hoy olvidadas, pero que en su época fueron las más famosas interpretes de España. Espero impaciente tu próxima entrada.
    Muchos besos. Mª Victoria.

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    Respuestas
    1. Gracias Mª Victoria. Y aprovecho la ocasión para decirte que tus muñecas siguen siendo las más maravillosas y las mejor documentadas que se pueden encontrar en toda la red. Un beso.

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  3. Sara Montiel las barrio a todas y es inmortal la mejor de todas es un mito de renombre internacional. Las demás son nacionales.

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    Respuestas
    1. Entiendo que le encante Sara Montiel, guapisima hipnotizadora de la cámara, pero decir que ha sido la única internacional es ignorar una realidad que, precisamente, en este magnífico Blog, queda patente. Debería leer las biografías de Raquel Meller, La Fornarina o La Goya que triunfaron, no sólo en España sino en el resto del mundo y en una época en que no existían ni los medios de comunicación ni los medios de transporte actuales y en los que la discografía y la cinematografía comenzaban su andadura.

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  4. Las demás son patrimonio de esa época y y en su tiempo las mejores...Nada que ver con la época moderna de Zara Montiel...Me gusta y me gustará
    Siempre la época de las cuplé y cupletistas del pasado.

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