Preciosilla, cuando quería, era la más elegante y la más delicada de las cupletistas españolas |
Preciosilla no necesitaba trajes de Paquin para atraer a sus admiradores a sus espectáculos |
En el Madrid habrá, a partir de este momento, una sesión a las siete de la tarde, llamada "elegante" y considerada para todos los públicos donde, como ejemplo, actúan rondallas aragonesas o cantantes líricos. Pero en las sesiones nocturnas a las diez, once y doce, las cosas no han cambiado y el programa sigue siendo tan sicalíptico como siempre. Los entremeses como "La prueba" (capaz de sacarle los colores a una estatua de yeso) o "¡Que venga un hombre!" siguen teniendo llenos diarios con su público casi exclusivamente masculino, que extasiado contempla "el baile del deseo" que interpreta Vicenta Vargas.
Preciosilla anunciando el crecepelo "Vincitor", en una época en la que la publicidad no estaba bien pagada pero otorgaba prestigio |
En el Eco Artístico, en un artículo pretendidamente promocional del Salón Madrid y sus espectáculos, se le hace una crítica encubierta: "(...) a última hora se representan piececitas que desdicen del buen gusto de la empresa y de sus ideales artísticos. ¿Se convencerá de que este género de obras estragan al público?". Pero el público, estragado o no, asiste cada noche para ver a Manolita menearse y no a escuchar romanzas de zarzuela.
En noviembre Preciosilla y su hermana Mussetta salen de gira, pero esta vez no serán unos sencillos bolos por provincias, sino un goloso contrato en Cuba. Durante cinco meses actuarán en tierras cubanas, sobre todo en La Habana, en los teatros Albisu, Politeama, Casino y Molino Rojo. Hasta finales de marzo de 1914 no regresarán, y lo harán de forma espectacular.
El teatro Politeama de Cuba (fuente: secretoscuba.cultureforum.net) |
Poco le importaban a Preciosilla las malas críticas, teniendo éxito de público y disfrutando intensamente de la vida |
Mercedes Serós fue una de las más importantes cupletistas de segunda generación, las más serias y dramáticas |
El casino de Montecarlo en la actualidad, muy parecido a cómo era en la época del cuplé, escenario de esplendor y ruina |
Nadie le pudo discutir a la bella Manolita elegancia en las formas y un aguante a prueba de bombas |
El Trío Mexican, artistas prototípicos de varietés, le hicieron sombra a Preciosilla hasta el punto de eclipsarla |
Desde 1916 hasta 1919 Preciosilla vivió una auténtica mala racha, tanto en el terreno artístico como en el personal |
Sorprende la aparente fragilidad del infortunado Valbanera, destinado como estaba a realizar largas rutas transoceánicas |
Preciosilla y su madre, aquí durante una cabalgata en Madrid, fueron tan populares en el ambiente artístico como Chelito y la suya |
La Imperio en la época en la que conoció a Preciosilla, siendo ésta todavía una niña con mucho encanto |
La figura del señor mayor, importante y generoso, relacionado con la cupletista de turno, fue una de las constantes de la época |
Lo cierto es que a Preciosilla le persiguieron siempre esta clase de rumores, algunos de ellos bien fundamentados. Tuvo relaciones, todas ellas esporádicas, con hombres de cierta relevancia: algún que otro diputado entrado en años o incluso algún ministro, militares de alta graduación e industriales de provincias con posibles, un poco de todo, pero casi siempre bien remunerado. Las relaciones "amorosas", y casi siempre provechosas, entre las artistas de las variedades y los próceres de la patria, fueron una constante en los años del cuplé y a nadie sorprendían, por lo corriente. Preciosilla, mujer libre, guapa y bien dispuesta, obtendría claros beneficios de este tipo de relación. Pero la pregunta se hace inevitable: si tan fácil le resultaba enriquecerse con este tipo de actividad ¿por qué trabajó dura e incansablemente sobre los escenarios durante toda su carrera? Seguramente, ni tantos fueron los ricos amantes ni tan generosos como se les podría suponer. Y como es de suponer, no hay pruebas de estas relaciones, pero ya se sabe que la ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia.
Manolita comienza la década de los veinte trabajando sin descanso donde tengan a bien contratarla. Su figura comienza a decaer, así como el tipo de cuplé que cultiva, pero en su vida todavía quedan muchas cosas interesantes que contar, y de ellas trataremos en la siguiente y última entrada sobre Preciosilla.
Magnifica historia y qué bien contada. El otro día pasé por la sede donde se escribía y tiraba El Liberal y me vino a la mente la anecdota del sastre y los periodistas. Qué tiempos.
ResponderEliminarPor cierto en la calle Jardines 15 ¿ no estaba la sala El Sol, antro de numerosos conciertos en el Madrid de los 90 y que no sé si aun pervive ?.
Segiremos leyendo si tiene usted a bien seguir escribiendo
Gracias, Anónimo, me alegro de que te haya gustado la entrada. Prometo más y mejor.
EliminarEn cuanto a la anécdota del sastre y los periodistas, reconozco mi ignorancia ¿me la podrías contar? Fuera lo que fuera, efectivamente, qué tiempos.
En cuanto a la sala El Sol, lugar que frecuenté años ha, está en Jardines pero no en el 15 sino en el 3. También, qué tiempos...
Gracias por aclararme el error.
ResponderEliminarLa anecdota la cuenta Cesar Gonzalez Ruano en sus memorias : Los periodistas siempre estan sin blanca, desde que nacio la profesion hasta hoy. Pero al menos en aquella epoca les gustaba vestir lo mejor que podían ; naturalmente el pago se hacía en "comodos pagos...semanales ( no se fiaban de ellos). Así que el pobre sastre que vestía a la redaccion se colocaba todos los martes en la estrecha escalera por donde bajaban los plumillas despues de cobrar. ¡ No se escapaba ninguno !.
Cuando intentaron escapar una vez descolgandose por una ventana a la calle, le sucedio algun percance a alguno de ellos y no volvieron a repetirle.
He descubierto hoy este blog y me he leido la historia de Preciosilla de pe a pa. Interesantisima. Pero tengo una duda ¿Era de Tarazona o de Calatayud? Muchas gracias
ResponderEliminarEfectivamente, nació en Calatayud. Ya he procedido a cambiar el dato en la entrada del blog y pido disculpas a todos por mi error. Gracias, anónimo lector, por hacerme dudar y rectificar.
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