La Fornarina y otras cupletistas que marcaron una época

La Fornarina y otras cupletistas que marcaron una época: mujeres ayer admiradas, hoy olvidadas

sábado, 9 de junio de 2012

LAS OTRAS: Preciosilla (II)

Preciosilla, cuando quería, era la más elegante
y la más delicada de las cupletistas españolas
En agosto de 1913 Preciosilla parte hacia París, en pos de su Quinito, un nuevo vestuario, posibles contratos y veladas inolvidables de champagne y brillantes. En Madrid se queda esperándola su público incondicional y se despide de ella desde la prensa un sujeto que, de momento bajo el anonimato, se convertirá con el tiempo en su incondicional enemigo. Nada más marcharse a París aparece en el semanario taurino The Kon Leche, en sus páginas de crítica teatral, la siguiente reseña sobre la cupletista: " (Preciosilla) va a ir a París, vestida por Paquin, ¿no creen que ni así, ni desnuda, ni vestida por el mismísimo Retana tenga éxito? Sin duda está mejor vestida que desnuda. En estos momentos triunfa Chelito en el Salón Madrid, a la hora de la rumba no le hace falta nadie, le sobra hasta la camisa". Es la primera vez que en la prensa aparece un comentario tan negativo sobre Manolita. Sin duda, Chelito es la "reina de la rumba" y no necesita de nadie sobre el escenario para tener éxito, pero decir que Preciosilla está mejor vestida que desnuda, cuando precisamente su público busca en ella, más que en otras, las insinuaciones y las transparencias, no deja de ser un disparate.

Preciosilla no necesitaba trajes de Paquin para atraer
a sus admiradores a sus espectáculos
Manolita se va, sin que la crítica le haga mella, y regresa de París a mediados de septiembre, elegantemente vestida por Paquin y lujosamente enjoyada por quién sabe y a quién le importa. Terminando la temporada de verano, aún le queda tiempo para actuar con el cómico Luis Esteso en el Magic Park de Madrid, y hacer unos bolos en el circo Campos Eliseos de Gijón, de nuevo junto a Chelito. A continuación regresa a Madrid y comienza la temporada de invierno en el Salón Madrid, donde la nueva empresa ha decidido cambiar la orientación de su programa hasta cierto punto o, mejor dicho, hasta cierta hora.
En el Madrid habrá, a partir de este momento, una sesión a las siete de la tarde, llamada "elegante" y considerada para todos los públicos donde, como ejemplo, actúan rondallas aragonesas o cantantes líricos. Pero en las sesiones nocturnas a las diez, once y doce, las cosas no han cambiado y el programa sigue siendo tan sicalíptico como siempre. Los entremeses como "La prueba" (capaz de sacarle los colores a una estatua de yeso) o "¡Que venga un hombre!" siguen teniendo llenos diarios con su público casi exclusivamente masculino, que extasiado contempla "el baile del deseo" que interpreta Vicenta Vargas.
Preciosilla anunciando el crecepelo "Vincitor", en una época
en la que la publicidad no estaba bien pagada pero otorgaba prestigio
Preciosilla, Chisperita y otras compañeras bailan los sugestivos números de "El dulce tango" (también llamado el tango del meneo), "La dance de Tete" y "El Zarapullo" que, no sabiendo qué significa, podría ser cualquier cosa y siempre mala.
En el Eco Artístico, en un artículo pretendidamente promocional del Salón Madrid y sus espectáculos, se le hace una crítica encubierta: "(...) a última hora se representan piececitas que desdicen del buen gusto de la empresa y de sus ideales artísticos. ¿Se convencerá de que este género de obras estragan al público?". Pero el público, estragado o no, asiste cada noche para ver a Manolita menearse y no a escuchar romanzas de zarzuela.
En noviembre Preciosilla y su hermana Mussetta salen de gira, pero esta vez no serán unos sencillos bolos por provincias, sino un goloso contrato en Cuba. Durante cinco meses actuarán en tierras cubanas, sobre todo en La Habana, en los teatros Albisu, Politeama, Casino y Molino Rojo. Hasta finales de marzo de 1914 no regresarán, y lo harán de forma espectacular.
El teatro Politeama de Cuba (fuente: secretoscuba.cultureforum.net)
Preciosilla vuelve de Cuba convertida en una artista famosa y abracadabrante(sic), que luce brillantes como garbanzos y adopta un aire lánguido más propio del Caribe que de la meseta castellana. A partir de ahora trabajará en escenarios de toda España, casi sin descanso, dejando aparcado su dúo con Chelito, que triunfa en el Chantecler. En el Eco Artístico se recrimina al público ansioso de carnalidad: "¿No está Chelito que enseña los pechos y se queda en cueros? No impacientaros, ahí tenéis a Preciosilla, que aún cuando más chicos que los de Chelo, también tiene y enseña sus limoncitos", escribe José Manzanares Nausa, su acérrimo enemigo. Lo cierto es que Chelito ha decidido adecentar tanto su carrera como su imagen pública y convertirse en empresaria del Chantecler, mientras que Manolita prosigue, irredenta, su cítrica carrera.
Poco le importaban a Preciosilla las malas críticas,
teniendo éxito de público y disfrutando intensamente de la vida
En el verano de 1916, Preciosilla es contratada por el teatro Serrano de Valencia y su acogida en esta ciudad es tan buena que a continuación pasará al Martí, donde actuará hasta mediados de octubre. Con ella debuta una jovencísima Mercedes Serós ("una monada de artista que sigue las huellas de La Goyita"), perteneciente a una generación que trae un aire nuevo a los cuplés, con una expresividad más dramática y mucho menos atrevida. Merceditas, casi una niña y con una apariencia frágil como el cristal, conservará y enfatizará este aire de inocencia en los escenarios durante toda su carrera, en clara contraposición con el estilo carnal, exuberante y jocoso de Preciosilla y compañía.
Mercedes Serós fue una de las más importantes cupletistas
de segunda generación, las más serias y dramáticas
Pero Preciosilla sigue optando por el espectáculo sicalíptico y los cuplés picantes que tantos éxitos le aportan. Debuta en Montecarlo y aprovecha la visita para jugar en el casino, siempre controlando pérdidas y disfrutando de las ganancias. Parece que todo le va bien, si no fuera por las críticas en su contra que aparecen en la prensa día sí y día también. El debut en Montecarlo le sirve a Manzanares para continuar con su campaña de descrédito: "(Preciosilla) se ha despedido del público de Montecarlo, cantó sin voz y sin arte, pero con muchas joyas y mucha desvergüenza, los pechitos a lo neglissee(sic) sobre todo en la rumba. Hizo el ridículo, le  arrojaron una lluvia de flores, pero flores mustias como coronas de difuntos y el público dedicó los crisantemos al arte de Preciosilla que murió para siempre". Peor crítica, imposible ¿o no?
El casino de Montecarlo en la actualidad, muy parecido
a cómo era en la época del cuplé, escenario de esplendor y ruina
Las críticas continúan, elevando incluso el tono: "Preciosilla se ausentó de Barcelona y la atmósfera viciada hasta entonces ha recobrado su habitual clima, hay que ver las porquerías de esa fracasada señora. El éxito no se conquista con brillantes y cigarrillos egipcios. Su actuación en Montecarlo ha sido desastrosa y compasiva. Dice que triunfa y es prorrogada a fuerza de foyer". Con esto del foyer no se podía tener más mala idea, ya que poco más o menos la estaba llamando pendón desorejao. Pero Preciosilla, impasible el ademán, no responde a las provocaciones del crítico y continúa actuando, jugando, alternando y ¡andando!

Nadie le pudo discutir a la bella Manolita elegancia en
las formas y un aguante a prueba de bombas
Las críticas negativas de Manzanares Nausa continúan, en el mismo tono, durante estos años. Que si ha sido mal recibida por tal público de Albacete, que si en el Romea actúa tan sólo como sustituta de Pastora Imperio, que si es una figura de tercera con el único mérito de su físico, que si se habrá creído que sólo por su olímpica belleza va a comprar buenas críticas, que si su arte es mediano y sólo sabe cantar siete cuplés, y así todo. Como única disculpa de Manzanares, hemos de decir que no es el único en arremeter contra  Preciosilla durante estos años, ya que otros críticos de diferentes medios harán ácidas observaciones sobre sus actuaciones: "(Preciosilla) ha sido objeto de mofa por parte del público en su debut en el Trianon, especialmente en la rumba y en el último número de los cuatro que hizo. Ni la claque pudo calmar al público, incorrecto y desbordado. Aunque no tenga el talento ni las condiciones artísticas de otras (Isaura, Raquel, Olimpia,...) se merece el mayor de los respetos". En septiembre de 1917 debuta en el Trianon Palace como figura principal y se encuentra cara a cara con el fracaso absoluto, por primera vez en su vida: no consigue llenar ni una sola noche y son el Trio Mexican, cantantes y bailarines de salón, los auténticos triunfadores durante su contrato. El crítico Rubio Navajas le clava una puñalada al escribir sobre este debut: "En el Trianon Palace la tuvieron que quitar del último lugar y poner al Trio Mexican. Le aconsejan a la monísimima Preciosilla que mejore su pronunciación. Cantando "seguid mi consejo/y veráis qué bien os va", el público se convierte en maestro de instrucción primaria y hasta tres veces se lo corrigen: se dice veréis... Por lo demás, el número es frío y lo canta en traje de sociedad". Por todo se puede pasar en esta vida, pero cantar en traje de sociedad era algo, al parecer, simplemente inaceptable.
El Trío Mexican, artistas prototípicos de varietés, le hicieron
sombra a Preciosilla hasta el punto de eclipsarla
En la primavera de 1918 está actuando en el teatro Alvarez Quintero de Madrid, y califican su actuación como otro de sus "timos matritenses". De allí pasa al parque de la Ciudad Lineal donde actúa junto a unos viejos conocidos de este blog, Oterita y Turrión, con los que se lleva de maravilla y junto a los que compartirá diferentes escenarios durante algún tiempo. El resto de 1918 es demasiado tranquilo y algo improductivo, y como remate de esta mala racha sucede un trágico suceso que marcará un antes y un después en la carrera de Preciosilla: Quinito Valverde muere el 4 de noviembre durante una gira por México, una muerte inesperada, a los 43 años, en un absurdo accidente. Preciosilla ya no volverá a estrenar cuplés de Valverde, ni pasará a su lado inolvidables veladas en París fumando sus cigarrillos turcos, bebiendo champagne "del bueno" y desayunando croissants en algún café, tras una divertida velada en compañía de sus bohemios compañeros del music-hall. No estaban enamorados, ni formaban una pareja artística especialmente brillante pero, a su manera, configuraron la imagen de una época, la más bella de las épocas.
Desde 1916 hasta 1919 Preciosilla vivió una auténtica mala racha,
tanto en el terreno artístico como en el personal
El año 1919 pasa sin pena ni gloria, hasta que a comienzos de septiembre Preciosilla, junto a su madre (su hermana no le acompaña en esta ocasión) emprende viaje hacia Cuba, donde ha sido contratada con bastantes menos reparos que en España. Siempre le ha ido bien por América y es allí, principalmente en México y en Cuba, donde Preciosilla se siente reconocida y donde le es posible ganar las enormes cantidades de dinero que le han convertido en "la cupletista de los brillantes". Como toda cupletista que se precie, invierte su dinero en joyas y ahorra pensando en comprarse un hotelito o un piso en una buena zona de Madrid, que se revalorice con el tiempo. Antes de partir concede una entrevista en la que manifiesta su deseo de que ésta sea su última gira y que, al regreso, se retirará para descansar tranquilamente no sin antes donar parte de sus joyas a la Virgen de la Paloma, como buena madrileña que es... Este madrileñismo impostado sorprende teniendo en cuenta que era aragonesa, aunque es cierto que llegó a Madrid siendo aún una niña y que de Madrid es quien, sencillamente, quiere serlo.
Sorprende la aparente fragilidad del infortunado Valbanera,
destinado como estaba a realizar largas rutas transoceánicas
Pero la mala racha la persigue y el vapor Valbanera en el que viaja hacia Cuba, naufraga de forma misteriosa, dejando tras si una estela de víctimas entre las que figuran, previsiblemente, Preciosilla y su madre. En este barco, considerado posteriormente como "el Titanic español" o "el Titanic de los pobres" viajaban sobre todo emigrantes, muchos de ellos canarios, que buscaban realizar en América el sueño de la prosperidad. Murieron unas 500 personas, entre pasajeros y tripulantes, y no hubo supervivientes. En principio, todo hacía suponer que la historia de Preciosilla acababa de encontrar un final trágico, casi épico, pero lo cierto es que madre e hija han sobrevivido a la tragedia y la razón no es otra que la de no haber zarpado jamás en aquel barco. Si se trató de una maniobra publicitaria (anunciar un ventajoso contrato en América) o de un arrepentimiento de última hora, nunca lo sabremos. Pero el caso es que tan terrible suceso acabó con su mala racha y el 1 de octubre de 1919 Preciosilla se encontraba actuando en el Gran Teatro de Madrid junto a un cartel de primera: Raquel Meller, Edmond de Bries, Lola Montes y Pastora Imperio.
Preciosilla y su madre, aquí durante una cabalgata en Madrid,
fueron tan populares en el ambiente artístico como Chelito y la suya
Y con Pastora Imperio va a tener un encontronazo, convenientemente publicitado y aderezado por la prensa, que volverá a poner a Preciosilla de moda a golpe de amarillismo. Un periodista de El Liberal le hace una entrevista a Pastora y aprovecha la ocasión para preguntarle su opinión sobre Preciosilla, que está triunfando en el Madrileño y ha sido compañera suya en alguna que otra ocasión (recordemos la temporada en el Romea). La Imperio, muy señora ella, le suelta al estupefacto periodista: "Preciosilla... ¿qué furcia será esa", y asegura no conocerla de antes ni haber mantenido contacto alguno con ella. De paso, y como el que no quiere la cosa, aprovecha para acusar a Preciosilla de haberle robado el cuplé "Soy cigarrera", uno de sus últimos éxitos. Más ancha que pancha, la Imperio hace mutis con un implícito "ahí queda eso". Y por supuesto que ahí no queda, faltaría más.
La Imperio en la época en la que conoció a Preciosilla,
siendo ésta todavía una niña con mucho encanto
No tardan en preguntarle a Preciosilla su opinión sobre estas declaraciones y  el castizo improperio que Pastora Imperio le ha dedicado. Manolita demuestra mayor elegancia y temple, recibiendo al periodista en su camerino del teatro Madrileño acompañada por su madre, y contando cómo conoció a la Imperio cuando vivía como pupila en la pensión de su tía Pascuala Tejedor. Ella, Manolita, era tan sólo una niña, mientras que Pastora era ya una mujer de veinticinco años que se embelesó con su belleza y prometió enseñarle a bailar cuando fuera mayor. A esta "furcia" la ha sentado en sus rodillas, la ha invitado a comer en numerosas ocasiones y ha compartido escenario con ella en España y América. Además, esta "furcia" no ha robado nada, pues le compró por veinte duros el cuplé "Soy cigarrera" al maestro Padilla, el autor. Termina la entrevista haciendo una sencilla declaración de principios: "No presumo de divette, soy y seré una artista de corazón, que en mi trabajo, bueno o malo, pongo toda mi voluntad para gustar a los públicos que me miman y me quieren". Estas palabras colocan a Preciosilla en la dimensión exacta que su figura merece, como una trabajadora del cuplé que aspiraba a ganarse la vida haciendo lo que más le gustaba, siendo lo suficientemente inteligente como para saber cuales eran sus limitaciones y que lo que de verdad importaba era el público. No está mal, para una "furcia".
La figura del señor mayor, importante y generoso, relacionado
con la cupletista de turno, fue una de las constantes de la época
Lo cierto es que a Preciosilla le persiguieron siempre esta clase de rumores, algunos de ellos bien fundamentados. Tuvo relaciones, todas ellas esporádicas, con hombres de cierta relevancia: algún que otro diputado entrado en años o incluso algún ministro, militares de alta graduación e industriales de provincias con posibles, un poco de todo, pero casi siempre bien remunerado. Las relaciones "amorosas", y casi siempre provechosas, entre las artistas de las variedades y los próceres de la patria, fueron una constante en los años del cuplé y a nadie sorprendían, por lo corriente. Preciosilla, mujer libre, guapa y bien dispuesta, obtendría claros beneficios de este tipo de relación. Pero la pregunta se hace inevitable: si tan fácil le resultaba enriquecerse con este tipo de actividad ¿por qué trabajó dura e incansablemente sobre los escenarios durante toda su carrera? Seguramente, ni tantos fueron los ricos amantes ni tan generosos como se les podría suponer. Y como es de suponer, no hay pruebas de estas relaciones, pero ya se sabe que la ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia.
Manolita comienza la década de los veinte trabajando sin descanso donde tengan a bien contratarla. Su figura comienza a decaer, así como el tipo de cuplé que cultiva, pero en su vida todavía quedan muchas cosas interesantes que contar, y de ellas trataremos en la siguiente y última entrada sobre Preciosilla.

5 comentarios:

  1. Magnifica historia y qué bien contada. El otro día pasé por la sede donde se escribía y tiraba El Liberal y me vino a la mente la anecdota del sastre y los periodistas. Qué tiempos.

    Por cierto en la calle Jardines 15 ¿ no estaba la sala El Sol, antro de numerosos conciertos en el Madrid de los 90 y que no sé si aun pervive ?.

    Segiremos leyendo si tiene usted a bien seguir escribiendo

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    Respuestas
    1. Gracias, Anónimo, me alegro de que te haya gustado la entrada. Prometo más y mejor.
      En cuanto a la anécdota del sastre y los periodistas, reconozco mi ignorancia ¿me la podrías contar? Fuera lo que fuera, efectivamente, qué tiempos.
      En cuanto a la sala El Sol, lugar que frecuenté años ha, está en Jardines pero no en el 15 sino en el 3. También, qué tiempos...

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  2. Gracias por aclararme el error.
    La anecdota la cuenta Cesar Gonzalez Ruano en sus memorias : Los periodistas siempre estan sin blanca, desde que nacio la profesion hasta hoy. Pero al menos en aquella epoca les gustaba vestir lo mejor que podían ; naturalmente el pago se hacía en "comodos pagos...semanales ( no se fiaban de ellos). Así que el pobre sastre que vestía a la redaccion se colocaba todos los martes en la estrecha escalera por donde bajaban los plumillas despues de cobrar. ¡ No se escapaba ninguno !.
    Cuando intentaron escapar una vez descolgandose por una ventana a la calle, le sucedio algun percance a alguno de ellos y no volvieron a repetirle.

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  3. He descubierto hoy este blog y me he leido la historia de Preciosilla de pe a pa. Interesantisima. Pero tengo una duda ¿Era de Tarazona o de Calatayud? Muchas gracias

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    Respuestas
    1. Efectivamente, nació en Calatayud. Ya he procedido a cambiar el dato en la entrada del blog y pido disculpas a todos por mi error. Gracias, anónimo lector, por hacerme dudar y rectificar.

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