La Fornarina y otras cupletistas que marcaron una época

La Fornarina y otras cupletistas que marcaron una época: mujeres ayer admiradas, hoy olvidadas

sábado, 21 de noviembre de 2015

Intermedio: LA MANTILLA

Olga María Ramos fotografiada por Patricia A. Llaneza,
con una preciosa y clásica mantilla blanca
Esta maravillosa fotografía de Patricia A. Llaneza, es una "almografía" compartida generosamente por Olga María Ramos en su Facebook:

https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10206919044608949&set=a.1494593739140.70118.1662979997&type=3&theater

Que en pleno siglo XXI todavía existan este tipo de imágenes y que aún nos transmitan sugerentes sensaciones de belleza, es un misterio que tiene una fácil explicación: la mantilla es un clásico de la moda, tiene la intemporalidad de las obras de arte y posee una fascinación que se basa en siglos de perfeccionamiento en seducción femenina. Es sin duda la prenda más significativa del "Spain is different" y forma parte de la imagen de la española más tópica y típica. Y en cualquier país del mundo se llama "mantilla", así, en castellano.

Aquí os dejo una galería de diferentes mantillas que demuestra, si ello hiciera falta, que para ser una "señora de rompe y rasga" en este país (le pese a quien le pese) la mantilla era una prenda de obligatorio uso. Algunas imágenes tienen una gran belleza, otras son curiosas u originales, incluso encontraréis ejemplos de que, pese a la excelencia de la prenda por sí misma, no siempre ha favorecido ni siempre ha sido comprendida. Igual pasó con la minifalda, pongo por caso, y nadie duda a estas alturas que es un clásico incontestable.

En fin, como una imagen vale más de mil palabras, aquí os dejo unas cuantas. Disfrutadlas.

Comencemos con un monográfico con nuestra querida Conchita Ledesma, la reina de la belleza que también fue la reina de las postales con mantilla.

Conchita Ledesma, la primera española en ser reina de belleza
internacional, aquí ejemplo de recato
De nuevo Conchita, con la misma mantilla pero
en actitud muy diferente: del recato al desafío
La mantilla de madroños, presumiblemente negra,
es una prenda más racial y complicada para lucirla
Conchita divirtiéndose, con mantilla y madroños en la falda
Conchita mostrando escote, algo muy inusual
cuando se llevaba mantilla a principios del siglo XX
La última de Conchita, con mantilla y mantón,
 o como se decía entonces: el "desideratum"
La bailarina Luisa de Vigné, retratada con Carlos Vázquez,
un buen ejemplo de lo bien que conjunta la mantilla con el mantón
Candelaria Arys en 1921, con una mantilla-velo a la que
la peineta resta protagonismo. muy años veinte
Casilda Vela en 1919, cuando la mantilla dejó de
enmarcar el rostro y cubrir el pecho

Portada de Nuevo Mundo en 1919.
La mantilla aportaba misterio a la mirada difuminada
Encarnación López "La Argentinita" luciendo
mantilla y bolero, dispuesta para el baile
Nihilsa, cupletista con predisposición al pesimismo,
de negro y blonda, todo un clásico
La Gioconda, prima de La Goya, opta por el estilo años veinte:
protagonismo de la peineta y mantilla negra de madroños
Las hermanas Taberner nos ofrecen, multiplicada por tres,
la imagen más tradicional de la mantilla, con clavel reventón incluido
Consuelo Reyes ya en 1927  fue una adelantada
en el "look gótico", poco o nada favorecedor en su caso
Candelaria Medina jugando con los contrastes
con exquisito gusto y amplia sonrisa
La bailarina francesa Cleopatra, totalmente
adicta a la "exótica" mantilla española
"La prima Cándida", cuadro de Ignacio Zuloaga
La italiana Eugenia Zuffoli, con un velo
colocado a modo de mantilla
Jovencita con mantilla y reloj de pulsera,
algo chocante pero sin duda muy práctico
La encantadora Julia Fons, siempre correcta,
aquí mal asesorada por su peluquera
Rosita Fortuny luciendo joyas, dentro y fuera de la mantilla

Y para terminar, la mantilla hacia 1870,
llevada por la reina María de las Mercedes

martes, 22 de septiembre de 2015

LAS OTRAS: Salud Ruiz (y V)

Salud en 1930, a punto de retirarse de la escena
Esta es la última entrada sobre Salud Ruiz. Una artista olvidada y prácticamente desconocida hoy en día, como tantas otras artistas de la época. Su carrera fue larga y muy provechosa, pero su fama no fue nunca a la par con el éxito que cosecharan algunos de sus cuplés, convertidos posteriormente en clásicos del género. Pasados sus años de máxima popularidad, hacia 1929 Salud se dedicaba principalmente a la radio, medio que se había puesto de moda y vivía una etapa de popularidad que en España persistiría hasta la llegada de la televisión, bien entrados los años cincuenta.

Portada de la revista "Ondas" en 1926,
dedicada a la programación radiofónica
Os dejo aquí un ejemplo de la programación de Unión Radio, exactamente la del viernes 13 de enero de 1929, a partir de las 10 de la noche: actúa, entre otros, Salud Ruíz que canta el pasodoble "Porque soy española" de Prado y Bertran Reyna, "El sentir de mi muñeca" de Luque y Espert, "La plazuela de las campanillas" de Valverde y Ortiz de Villajos, "Cleta" de los mismos autores, "Tierra de pinares" canción segoviana de Villán  y Costa y el pericón argentino "Brisas del Plata" de Sardex y Bertrán Reyna, junto con la Orquesta de la Estación.
En cuanto a sus actuaciones, apenas aparece ya en otras que no sean actos benéficos y en junio de 1929 participará en La Latina en la gran función en beneficio de los pobres del castizo barrio madrileño. En julio actúa en otro festival benéfico, en el Viena Park, en el que la recaudación se destinará a hacerle un monumento al capitán laureado Jordán de Urríes. Junto a Salud actúa la artista más popular de la época, la la argentina Celia Gámez, la pizpireta reina de la revista.
Convertida en artista radiofónica, en los
tiempos en que las actuaciones se hacían en directo
Poco le quedaba ya a Salud del brillo de sus mejores épocas, aquellas en las que le sonrieron la fama y fortuna. Llegó el momento de la retirada. Proclive a la melancolía y con cierta propensión a los achaques, en cuanto pudo hizo lo que tantas otras buscaban con denuedo y no siempre conseguían: casarse y hacerlo en buenas condiciones. Tuvo suerte y el marido de Salud resultó ser un buen mozo con desahogada situación económica, enamorado y cumplidor en todos los aspectos.

En la Alameda de Málaga, después de su retirada,
convertida en una señora de elegancia algo recargada
Así las cosas no es de extrañar que la cupletista mandase su carrera en los escenarios lo más lejos que pudo y, con todo el ímpetu que su delicada constitución física le permitió, de una patada lanzó a la estratosfera actuaciones en teatros cada vez de menor categoría, agotadoras giras por provincias que reportaban más penalidades que dinero, actuaciones radiofónicas escasamente pagadas que tan sólo beneficiaban a los anunciantes, etc, etc. Salud se retiró y nunca se arrepintió de ello, más bien todo lo contrario. No le costó mucho al novio conseguir de su amada el compromiso firme de abandonar su carrera. Siendo una figura de segunda categoría, había ganado todo lo que podía ganarse sobre un escenario (su inversión en joyas fue cuantiosa) y el cuplé se batía en retirada. Prácticamente cobijada en el mundo de la radio, sin duda en pleno auge pero carente de la vistosidad de la escena, no se puede decir que nadie echara de menos a Salud en los escenarios. Si acaso, su buen amigo Álvaro Retana que siempre la tuvo en alta estima, como artista y como persona. Y así, anónima y más feliz que una perdiz, casose Salud sin arrepentimiento alguno y no echó la vista atrás hasta muchos años después, indirecta y felizmente recuperada para el mundo del cuplé.

Salud Ruiz, la primera por la izquierda, junto a Sara Montiel
y Carmen Flores (con abrigo de piel), a finales de los años cincuenta
Con motivo del éxito de "El último cuplé" el público español vuelve a sentir interés por las viejas glorias del género. Se organizan homenajes, se publican entrevistas y semblanzas, se hacen reportajes en la prensa gráfica de la época... todos ellos siempre girando alrededor de la figura de Sara Montiel. En la imagen que aquí os dejo podemos verla junto a Salud Ruiz y Carmen Flores, todavía grandes amigas después de tantos años. Del repertorio de Salud la manchega había interpretado, muy a su manera, "Nena" y "Mi hombre". Su voz profunda y susurrante poco o nada tenía que ver con el estilo potente (y algo estridente) de la jienense, irremediablemente pasado de moda casi cuarenta años después.
La casa de Salud Ruiz, en el número 5 de la
madrileña calle de Mejía Lequerica
Hacia 1966 le hacen un completísimo reportaje biográfico en el que Salud rememora sus días de fama, sin rencores ni melancolías, más bien con el afecto lejano que se puede sentir por alguien que pertenece a nuestro pasado, alguien querido pero no añorado, respetado pero no admirado. A sus setenta y un años, la otrora meliflua cupletista se ha convertido en una entrañable abuela, con un porte menudo y elegante, que esparce a su alrededor el aroma de la respetabilidad, las buenas costumbres y su poquito de laca.

Salud, a la derecha, acompañada por su hija María de la Fe,
sus cuatro nietos y su "cochazo"
Vive en una buena zona de Madrid, su coche nos comunica una posición económica desahogada, su hija y sus nietos son de película española de entonces, aquellas que hablaban de familias numerosas, simpáticas, pulcras y bien avenidas. Ha incluso cierto eco a "La gran familia" o "La familia y uno más": los niños se llaman César, Augusto y Fernando (no sabemos cómo pero éste último se libró de ser Pompeyo, Tiberio o Adriano, pongo por caso); la niña, como homenaje a la abuela, se llama Salud.

Aquellas falditas tableadas, aquellos blazers cruzados,
aquellas corbatitas y aquellas trenzas...
Salud terminó su vida aferrada a la respetabilidad y la prosperidad que todas las chicas del cuplé ansiaban y no todas conseguían. Estoy segura de que fue feliz y de que su familia no se avergonzó jamás de ella y de su pasado cupletero, como desgraciadamente sucedió en otros casos. Trabajadora, ahorrativa y seria como pocas, la abuelita Salud lo hizo todo lo bien que era de esperar, aunque, quién sabe, quizá en algún momento echó de menos no haberse "despepitado" un poco más cuando era joven...

viernes, 17 de julio de 2015

CIEN AÑOS SIN CONSUELO

Fornarina y su polichinela, la imagen emblemática del cuplé

Hoy se cumplen cien años de la muerte de Fornarina, la Consuelito que da nombre a este blog. Cien años desde que se apagaron su luminosa sonrisa y el brillo de sus ojos ilusionados.

Consuelo murió a las cuatro de la tarde del 17 de julio de 1915 en la clínica del Rosario de Madrid, tras una delicada operación que no logró superar. Una infección que hoy en día tendría fácil tratamiento se llevó por delante la vida de una mujer joven, con treinta y un años, en la cumbre de su talento y de su belleza. Conjeturar cómo se hubiera desarrollado su carrera o en qué hubiera desembocado su trayectoria personal es, sin duda, una pérdida de tiempo y entra en el terreno de las especulaciones gratuitas: ¿cuánto más hubiera gustado su personalísima manera de interpretar el cuplé?, ¿encontraría, al fin, el amor al lado del hombre de su vida?, ¿se habría retirado de los escenarios, tal y como pretendía, antes de 1918?... Preguntas sin respuesta que hoy, cien años después, ya no merece la pena contestar.

Sólo una cosa es cierta: nos dejó sus canciones y encerrado en ellas el significado de toda una época irrepetible. Hoy en día no podría ser posible una Fornarina, aunque existen todavía muchas Consuelitos que sueñan con triunfar, empezando desde muy abajo y habiendo nacido con poco más que ambición, ilusiones y cierto (no demasiado) talento para buscarse la vida. Las nubes pasan pero el cielo permanece.
Fornarina en su época de mayor esplendor

El día es caluroso en Madrid, excesivamente caluroso en este viernes 17 de julio de 2015. Atreverse a una visita al cementerio de San Isidro para ver la tumba de Consuelo, resulta casi una misión de riesgo. El ángel de Benlliure que pedía silencio ha perdido la cabeza y parte de sus manos, además de exhibir sus alas rotas, aparentemente impedido para el vuelo. Pero un ángel es una criatura hecha de espíritu, una manifestación de la divinidad, algo totalmente intangible y, como tal, no sujeto a las leyes de los hombres. Un ángel vuela sin alas, llora sin lágrimas, nos habla sin palabras. El que vela el sueño de Fornarina dejó hace mucho tiempo de estar a su lado y ya no habita en la piedra, igual que la cupletista no habita debajo de su losa. Dejo a vuestra imaginación y a vuestras creencias la elección del lugar donde ambos se encuentran.

Yo os dejo un poema de Cernuda que es el lugar que yo elijo para Consuelo.

Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista,
En esa gran región, donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente,
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.

Consuelo Vello Cano, "La Fornarina"

martes, 23 de junio de 2015

Hoy ha muerto Marujita Díaz

Marujita Díaz en "Abuelita Charlestón"
Hoy ha muerto Marujita Díaz. Sevillana de Triana, folclórica de la edad dorada, también interpretó con acierto temas del cuplé. Dos de sus películas más conocidas, ""Y después del cuplé" y "Abuelita Charlestón", incluyen famosos temas de aquella época interpretados con la gracia y la potencia vocal que le eran características. Personalmente me quedo con su deliciosa versión de "La pequeña tonkinesa", pero hay muchos otros cuplés que supo cantar con gusto y perfecta técnica vocal.
También cantó, y muy bien, tangos, zarzuela, copla, flamenco,... y lo que le echasen. Era una auténtica "todoterreno", una superviviente de los tiempos duros de la posguerra, una inventora de sí misma, una payasa (en la mejor acepción del término) excelente y una gran comedianta.
Acaso eclipsada por la fama y la belleza de su amiga Sara Montiel, en la comparación Marujita salió perdiendo, ya que quedó en un segundo término en cuanto a su nivel en el estrellato y la aceptación de sus películas. Un poco "celosilla" siempre estuvo de la manchega y, sin embargo, nunca dejaron de ser amigas.
Con Marujita, Maruja, María del Dulce Nombre Díaz, se va una de las pocas que aún quedan. Que descanse en paz o, mejor dicho, que se divierta mucho allí donde esté. Seguro que a ella no le gustará descansar demasiado, más bien preferirá aquello de "Venga alegría, señores. Venga alegría. Quiero bailar...".

jueves, 21 de mayo de 2015

LAS OTRAS: Salud Ruíz (IV)

Salud en 1927, a punto de finalizar su carrera, sin asomo de nostalgias
Siempre fue Salud Ruiz una cupletista empeñada en estrenar nuevos cuplés, incorporar a su repertorio cualesquiera otros que considerara indicados para ella y grabarlos todos cumplidamente, ofreciendo hoy en día al coleccionista uno de los mejores filones en lo que a grabaciones de cuplés se refiere. No siempre sus gustos son los mejores, aunque acertó de pleno con "Mi hombre". Y así comienza 1922 presentando dos nuevos cuplés de Montagut y Martín Moreno: "¡So pasmao!" y "Moza de servir", muy al gusto popular del momento, impregnado por un madrileñismo de pega.
En febrero actúa en su tierra, en el teatro San Ildefonso de Linares "con seis noches de llenos espantosos" según el crítico de Eco Artístico, y realiza una gira que la lleva a Jaén, Córdoba y otras capitales andaluzas.
Postal antigua con un plano de la Plaza del Ayuntamiento de Linares
El 5 de abril participa en una función en el teatro de la Comedia de Madrid en beneficio de los estudiantes pobres, organizada por la Escuela Central de Comercio. A partir de ahora veremos a Salud participar en muchas funciones benéficas y este es un hecho que nos da, por una parte, una imagen solidaria de la cupletista pero también tiene un "lado oscuro": su figura, algo minusvalorada y con un caché inferior a otras de sus compañeras, pasa a ser la ideal para este tipo de eventos.
Después de una actuación en el teatro de La Latina de Madrid y un breve paso por Eldorado de Barcelona (donde el crítico Juan Buxadé dice de Salud que "ahora lleva un bonito y fino repertorio"), realiza una curiosa gira de artistas por Galicia. Esta "Excursión de artistas de varietés" pasará por Vigo, La Coruña, Santiago y Ferrol, actuando en los teatros de la empresa Méndez Laserna. De esta gira, en diferentes fechas, formarán parte La Goya, Adria Rodi, Isabelita Ruiz, Hermanas Corio, Mari-Chelo, los Mignons, la Yankee y la propia Salud, entre otros artistas de variedades.
La Yankee, bailarina, cantante y actriz cómica, pertenece
a las "modernas chicas de las variedades" de los años 20
En mayo Salud está actuando en el Larios de Málaga y contempla, con cierta aprensión, cómo su carrera comienza a declinar. Pero cuando peor se empiezan a poner las cosas aparece en el semanario gráfico "La Unión Ilustrada", el 30 de julio de 1922, un breve artículo firmado por Álvaro Retana. En él califica a Salud como "la reina pasional" y se deshace en elogios hacia ella. Habla de su carácter fuera de los escenarios, "pacífica, cordial y nada envidiosa, aunque sí envidiada", en contraposición con la Salud escénica, llena de pasión y temperamento. También dice que, acostumbrada a cantar cuplés escritos para otras, ha hecho de alguno de ellos como "Nena" (estrenado por la catalana Pilar Alonso) creaciones muy superiores al original, imprimiéndoles su sello de desgarro e intensidad.
Según Retana Salud  puede "rugir con fiereza de hembra apasionada" y a continuación cantar cuplés cómicos o de picante contenido y convencer igualmente.
Álvaro Retana, amigo y admirador de tantas brillantes cupletistas,
siempre tuvo palabras elogiosas para la humilde Salud Ruiz
Retana termina su semblanza hablándonos de Salud como el prototipo de la "burguesita vestida con kimono argelino(sic)", que antes de elegir un cuplé lo consulta con su madre, sus hermanos y hasta con la criada. Termina el artículo definiéndola como una "buena chica, noblota, simpática y modesta" que prefiere pasar inadvertida y "que no hace ostentación de sus alhajas ni de su dinero". Teniendo en cuenta que el criterio de Retana siempre fue muy tenido en cuenta a este respecto, una semblanza suya tan favorable sobre una cupletista no podía por menos que favorecer la carrera de ésta. Aunque también es cierto que Salud le ha estrenado su cuplé "La serenata galante" que le ha producido al autor "cerca de los cuatro mil duritos", cosa de agradecer.
De hecho Salud está triunfando con "Nena", clásico del género de Pedro Puche y Joaquín Zamacois. Uno de los más desgarrados y trágicos cuplés que se hayan escrito, decía, entre otras cosas, aquello de:

Juro amarme un hombre
sin miedo a la muerte,
sus negros ojazos
en mi alma clavó:
"Tu amor es mi sino,
tu amor es mi suerte,
tu amor es mi vida",
me dijo y juró.
Llegar me juro, en su querer,
más allá del dolor y el placer.
Y loca, a la hermosa
promesa del hombre,
yo fui una mujer...

Y así hasta el trágico final, con muerte incluida. Retana y otros consideraron la versión de Salud como la mejor de todas cuantas se hicieron, incluida la posterior de Raquel Meller. Personalmente, visto con una mayor perspectiva histórica, creo que Sara Montiel las superó a todas. Os dejo aquí el vídeo que en YouTube tan generosamente ha colgado Gabriel Astengo:


En agosto está Salud actuando en el Casino del Sardinero de Santander junto a la mítica bailarina Loïe Fuller, y después de una breve gira de verano, recala en el Ideal Rosales de Madrid. Con motivo de su debut en el Rosales en "La Unión Ilustrada" se le hace una crítica muy positiva: "Cada vez más guapa y con mejor voz, es una de nuestras artistas más seguras y admiradas… además viste muy requetebién. Thule, el mago de las toalets(sic), le ha confeccionado un vestuario en el que sobresale un traje de india ("Waya-Wais") con el que está para hacer el indio de cabeza...". El "Waya-Wais" fue uno de esos cuplés inclasificables, con un ritmo pretendidamente de tribu de  indios norteamericanos, no sabemos si apaches, comanches o sioux. La inclasificable toalet puso las cosas todavía más confusas, si cabe. De todos modos, fue otro de los grandes éxitos de Salud que, faltaría más, también lo grabó.
El jefe sioux Toro Sentado, llevaba muerto más
de treinta años cuando Salud cantó el "Waya-Wais"
Cuando se despide del Rosales aparece una nueva crítica en "La Unión Ilustrada", esta vez no tan a favor: es una gran artista... a su modo, y es de lamentar que, dentro del marco brusco y bravo de su temperamento pasional, tenga que prodigar su exhibiciones en salas más o menos elegantes, que si bien es cierto que no quitan categoría a quien la tiene, tampoco se la dan. Es verdad que Salud no selecciona demasiado los locales donde actúa (ni tampoco su repertorio) pero no fue el Ideal Rosales el peor de ellos. Allá donde era contratada, allá iba nuestra bella del cuplé a cumplir con empresa y público, siempre y cuando fuera debidamente remunerada. Hormiguita ahorradora como pocas, el futuro le dio la razón en esta manera tan poco selectiva de plantearse su carrera.
El caso es que termina 1922 en uno de los mejores teatros de Madrid, el Lara, llamado por entonces "la bombonera" por su reducido aforo y exquisita decoración. Esta sala ofrece en dos sesiones una obrita (de tres actos) y a continuación Salud canta como fin de fiesta su nuevo repertorio. La obra cambia constantemente: "Las de Ulloa", "Mi compañero el ladrón" (considerada como una inocentada, en ella actúa el entrañable José Isbert, entonces con treinta y cinco años) y "Consolar al triste".
José Isbert, un actor que, de no haber existido,
habríamos tenido que inventarlo
(fuente: www.diariovasco,com)
Termina el año 1922 actuando en el Lara, donde interviene en la función de Nochevieja, y allí comienza 1923, donde de nuevo la vemos actuando en la función especial de Reyes. Las críticas no le son favorables: el repertorio, arcaico y sobado, incluye antiguallas como "El monaguillo" y "Chelito lindo", provenientes de lo más rancio de la sicalipsis. Sin embargo no se culpa a la cantante, más bien se deja entrever cierta equivocada elección por parte de la empresa del Lara. De allí pasa al Price donde el diario "El Globo" nos informa de que se ve obligada a cantar ¡diez o doce números diarios!, "sosteniendo con orgullo la gentileza brava de nuestra raza", que viene a ser lo mismo que "la esclavitud obligada por el género de las variedades".
El antiguo Circo Teatro de Price madrileño
En el Price comparte escenario de nuevo con la Yankee, Lola Mansilla, Lolita Astolfi (con la que en más funciones coincidirá), el humorista y ventrílocuo Fregolín y la Niña de los Peines, entre otros. Hay además un concurso de cancionistas novatas, por si fuera poco el barullo diario que se trae el Price esta temporada. Una crítica aparecida en "La Unión Ilustrada" (especializada, al parecer, en seguir la carrera de la Ruiz) nos dice: "... se fue, gracias a Dios, la insufrible Niña de los Peines y Salud ha tenido un gran éxito aunque de repertorio -¡la eterna manía!- no viene mal pero sólo trae una cosa digna de mención: el número cómico de la esposa de un matador de toros medroso, que tiene la gracia por arrobas". Bueno, algo es algo, al fin y al cabo de La Niña de los Peines no ha salvado ni la peineta.
La cantaora Pastora Pavón "La Niña de los Peines",
retratada por Julio Romero de Torres
En junio de 1923, al finalizar el curso escolar, Salud interviene en una curiosísima celebración. Se celebra la "Grandiosa Fiesta de la Calabaza" en el Parque Pekín (Churruca, 8) donde Salud Ruiz premiará al estudiante que más suspensos haya obtenido con una fenomenal cucurbitácea. Una calabaza otorgada por una gentil cupletista, sin duda, pesaba menos.
La humilde calabaza no tiene buena prensa y casi siempre
va a asociada a algo negativo
En septiembre aparece, de nuevo en "La Unión Ilustrada" (medio abonado a la artista), una curiosa entrevista en la que Salud aclara, con su sobrio estilo habitual, ciertos aspectos de su vida en aquellos momentos. Está actuando en la sala Olimpia de Linares, con gran éxito, junto a otras compañeras como Carmen Arenas y Carmelita Sevilla. Después de interpretar un número cómico, Salud entra en su camerino con su gesto habitual, entre la melancolía y la seriedad, en un fuerte contraste con lo que se acaba de ver sobre el escenario. Se vuelve a hablar de ciertas responsabilidades familiares (la enfermedad de su madre) pero Salud no aclara nada al respecto: es algo que se sabe, pero de lo que no se habla. Pero el periodista parece este día más interesado por otro asunto: el rumoreado compromiso matrimonial de la cupletista con un "distinguidísimo mortal que le ofrece un amor eterno y un hogar tranquilo". Salud, sorprendida y como pillada en falta, no sabe qué contestar en un primer momento. El periodista insiste: ¿cuando se case la dejará su marido seguir actuando o pretende apartarla de los escenarios?, a lo que Salud contesta "rápida, decisiva, casi inconsciente: Sí, él eso quiere, pero...".
Retrato de Salud en 1923, comprometida pero insegura
Su hermana Manuela, acompañante de la cupletista, le hace un quite y asegura que "Salud no abandonará nunca el cancionismo". Pero, extrañamente, en 1923 no hay apenas reseñas de actuaciones suyas a partir de la fecha de esta entrevista. ¿Un novio posesivo y celoso? ¿Agotamiento a causa de los múltiples conflictos familiares? ¿Su ya habitual mala salud?
Precisamente esta última es la causa esgrimida para un largo alejamiento de las tablas que finaliza en la primavera de 1924, actuando primeramente en el Romea. Alexanco, el empresario de este teatro, le hace a Salud una promoción a bombo y platillo en multitud de medios. Cuando llega el día del debut, Salud no aparece a causa de una indisposición de última hora. Regresa y a los dos días vuelve a enfermar, siendo sustituida por Preciosilla, chica lista que aprovechaba cualquier ocasión al vuelo. La mala salud de Ídem comienza a ser la comidilla en los ambientes teatrales. Sabiendo que no se trata de informalidad, todo el mundo se pregunta qué puede estar sucediéndole. Arrastra desde sus comienzos problemas familiares y su seriedad, más bien su tristeza, son por todos conocidos, pero siempre ha sido cumplidora de sus contratos por encima de todo.
Incluso cuando sonreía, la mirada de Salud
dejaba adivinar cierta melancólica tristeza
Después del Romea debuta en el teatro madrileño Rey Alfonso (anterior Salón Madrid), donde comparte escenario con Lolita Astolfi, artista de la novísima generación que viene empujando a las pasadas glorias del cuplé. En contraposición con la belleza y la modernidad de la Astolfi, las críticas esta vez no le son demasiado favorables a Salud: la felicitan por estar completamente repuesta de sus pasadas afecciones y reconocen que tiene éxito de público, pero "¿por qué ese afán de apayasar las cosas?". En "La flor del cortijo" de Prieto y Valverde, cuplé serio de gran éxito, ¿qué necesidad tiene de darse un formidable y cómico manotazo en el pecho? y ¿a qué viene la inevitable voltereta de "El monago Andrés"?. Además se sigue empeñando en cantar este cuplé, "procaz y grosero como pocos", dejándole bien claro al público mediante sus gestos a qué se refiere la ominosa letra. Por lo demás, bien(!). Le aplauden mucho "Por una flor", lindo minueto de Ledesma y Arizon, "La Susana" chotis basado en "La verbena de la Paloma" y estrena "Radiotelefonitis", original de José Pontes y el maestro Samatorre, que a la segunda estrofa ya era coreado por el público, que lo encuentra graciosísimo. Pero a los críticos no les hace tanta gracia tanto histrionismo, golpes de pecho y volatines. Estamos en 1924 y está de moda el cuplé sentimental y dramático. Si eres del tipo cómico, no imites a Carmen Flores, que como ella no hay dos.
Carmen Flores, cupletista polivalente que destacó por su
comicidad y su capacidad de comunicación con el público
Salud se muestra sensible a las críticas y toma nota. Deja de cantar el cuplé del monaguillo y triunfa con "Ella volverá" de Valverde, Bolaños y Prieto, y "¡Ay, Solís!" de Prieto, Rica, García Álvarez y Arquelladas (será por autores...). Pero sigue sin convencer a la crítica. El célebre SEM (Serafín Adamez Martínez), crítico de variedades en Informaciones, dice de Salud Ruíz que le produce una impresión penosa: "es una artista que pudiendo ser mucho se empeña en pasar desapercibida a fuerza de incurrir en extravagancias y de apavesar los tipos". Fue el sino de Salud, nunca fue tomada demasiado en serio y, precisamente, se le reprochó que fuera ella la que no se tomaba en serio a sí misma.
En verano hace la consabida "gira por provincias", recalando en el Miramar de San Sebastián (con muy buenas críticas) donde comparte escenario con La Goya, y después en el Vital Aza de Málaga, junto a Pilar Alonso, cupletista mallorquina que cantó principalmente sus cuplés en catalán. En su repertorio en castellano fue conocida por ser quien estrenó "Nena" (merece tener su propia entrada, y la tendrá en breve). En agosto Salud actúa en Madrid, en La Latina, en una compañía de varietés que incluye el cuadro "La familia Sin-Kol-Chon". Sin comentarios.
Pilar Alonso, muy jovencita en esta foto, fue una
cupletista de género dramático que cantó sobre todo en catalán
(fuente:blog laciberllibreria.wordpress.com)
Después de suspender de nuevo una representación por enfermedad, debuta en el Maravillas madrileño y tiene un gran éxito. Tras un año largo de indisposiciones y otros problemas no aclarados (¿aquel novio?), Salud vive un momento cumbre en su carrera, tan inesperado que lo disfruta de una manera especial, intuyendo que acaso sea el último.
De nuevo hay crítica en "La Unión Ilustrada", pero esta vez de diferentes tintes: "Se consagra como estrella del género, después de empeñarse durante mucho tiempo por sus dislocaciones y amaneramientos en no querer demostrar que no deseaba tal categoría. Resurgió la Salud triunfadora del Trianón con "Cartuchera", "Muñeca de amor", "Mari Rosa",... En el Maravillas después de cantar "Por una flor" (justa y señoril) entusiasmó con el precioso chotis "La Susana", lució el maravilloso tesoro de su voz en "La reina de la ribera" y su admirable temperamento dramático en "Payaso", y toda la gracia necesaria para componer los tipos de "La esmemoriá" y del "¡Dichoso tango!". Tuvo ovaciones, se pidieron bises pero era tarde y tenía que cerrar el cómico Ramper. Creemos que este ha sido el mayor de los éxitos de Salud Ruiz, aunque anteriormente le haya censurado su trabajo desde estas páginas, nos complace rectificar". A enemigo que huye, puente de plata.
Después de su éxito en el Maravillas actúa Salud en el Romea en un espectáculo de variedades donde, por haber, hay hasta unas cacatúas que hablan. Y con tan exótico contrato termina el año 25, un año agridulce, de consagración y ausencias. Pero el nuevo año no se presenta mejor, ni mucho menos. Actúa el día 1 de enero de 1926 en el Ciro's, cabaret de lujo en Travesía de Arenal  2 y Mayor 6 de Madrid, donde actúan Mercedes Fifí y la Yankee. Este tipo de local, tan de moda en los años veinte, anuncia "tardes de Thés aristocráticos y por las noches souper-tango hasta la madrugada y los miércoles gran moda", tiene dos orquestas y ofrece todo tipo de servicios a su clientela. A partir de esta fecha apenas se sabe nada de Salud en la prensa (no tiene contratos) hasta que aparece la noticia el 15 de abril: "Salud Ruiz, gravemente enferma".
Salud en el lecho del dolor, acompañada por su hermana Manuela
Han tenido que someterla a una colecistectomía (extirpación de la vesícula), intervención hoy en día bastante sencilla pero que entonces se calificaba como "verdaderamente arriesgada". Operada en el Sanatorio de Villa Luz por el cirujano Alberto Catalina (uno de los más eminentes de aquellos años), surgen graves complicaciones que obligan a hacerle "la transfusión sanguínea", otro peligroso procedimiento en 1926. Por entonces se hacía directamente desde la vena del donante y su hermana Manuela se ofrece voluntaria, acto que entrañaba también cierto riesgo. Salud consigue salvar su vida, gracias al doctor Catalina y a su abnegada hermana, y recibe días después a los fotógrafos en su habitación de la clínica.
El doctor Catalina, en el recuadro superior, la generosa Manuela y la triste
Salud, eso sí, ataviada con primoroso gorrito de encaje y puntillas
Muy probablemente este fuera el problema que arrastrara la pobre Salud durante años. Los frecuentes cólicos que ocasiona esta patología serían las famosas "indisposiciones" que le hicieron cancelar no pocos contratos, y puede que también la causa de esa frecuente expresión suya, entre la aprensión y el sufrimiento. El caso es que todo salió bien y no hubo mayores complicaciones. Salud haría a partir de ahora una vida bastante normal pero, ay, la dicha es cualquier cosa menos completa. Coincide su recuperación con el inicio de su decadencia artística aunque, pensándolo bien, puede que tampoco le importase tanto.
Hasta agosto no vuelve a trabajar, una vez que está completamente recuperada. Ha ganado peso y, aunque la moda de los años veinte impone un estilo para mujeres más estilizadas, en los escenarios españoles sigue prefiriéndose a la señorita "entrada en carnes". Como éste es un blog dedicado al cuplé que también habla de la moda de entonces, aprovecho esta ocasión para hacer un frívolo inciso. Fijaos en el traje de Manuela, la hermana de Salud, en las fotos del hospital. ¿Lo habéis visto bien? Pues aquí os dejo esta otra imagen.

Vestido de crepé de seda con estampado de rosas, crepé de China
negro y flecos de rayón (Zimmerman, París, años 20)
¿No encontráis ciertas similitudes entre ambos modelos? Aunque no se trata de alta costura sí nos hace suponer que Manuela (gracias a Salud) disponía del dinero suficiente para adquirir un modelo de calidad y a la última moda. Y hasta aquí el inserto sobre historia de la moda.

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Una vez recuperada de su operación, libre ya de los problemas de salud que ha venido padeciendo los últimos años, vuelve la jienense al trabajo. En agosto, mes de fiestas populares por excelencia, se celebra en Madrid la verbena de "Los Cortadores", organizada por las "Juventudes de los Gremios de las carnes frescas, saladas y similares de Madrid". Las iniciativas populares de este tipo eran frecuentes antes de la guerra civil, siendo las asociaciones o sindicatos de todo tipo los que muchas veces mantenían vivas las tradiciones más castizas. Y así la mañana del domingo 22 de agosto, a las ocho de la noche, organizan los jóvenes carniceros madrileños un gran baile con verbena en el restaurante La Huerta (en la Bombilla). Entre otras cosas hay un concurso de mantones de Manila, con tres premios para los mejores y la presidenta del jurado es Salud Ruiz, que no canta pero cobra y se lo pasa pipa.
Soberbio mantón de manila antiguo, en fresa y crudo
(fuente: www.todocoleccion.net/antiguedades/
manton-manila-antiguo~x21628707)
Tras su operación Salud pasará el resto de 1926 trabajando allá donde es solicitada. Parece querer resarcirse de los tiempos difíciles que ha pasado, entre crisis y crisis, a causa de su enfermedad. Actúa en Barcelona y Madrid, principalmente. En el Romea madrileño interviene en diferentes revistas (los estrenos se sucedían a un ritmo vertiginoso) y continúa participando en actos benéficos. En 1927 su actividad en España se ve recortada por una ventajosa gira por tierras americanas formando parte de una compañía de variedades. En 1928 y 1929 sigue actuando en espectáculos de revista sobre todo en Madrid, en alguno de los grandes templos de este género durante los años veinte y treinta: Pavón, Chueca y Fuencarral.
Salud, en pose trágica, cantando "Curriya",
uno de sus cuplés más populares
Sigue estrenando cuplés y gusta de cantarlos en la radio. En Unión Radio: "Qué rico pelo tienes" de Camiges, Harol, Ledesma y Oropesa; "Castigador" de Bolaños y Villajís; "La España de Mérimée" de Valverde y Villajos; "Así serás" de Villajos; "El Niño de las Monjas" del mismo autor y "El rizo" de Soriano y Rica. Ya no es la gran figura del cuplé que algún día fue, o pudo llegar a ser. De alguna manera, su físico menudo, casi infantil todavía al final de su juventud, se convierte en la personificación del proyecto inacabado, de algo que pudo ser y no llegó a serlo por múltiples motivos: falta de ambición o carácter, mala suerte, poco acierto a la hora de elegir su repertorio o demasiadas cargas familiares. Pero las apariencias son engañosas, como casi siempre sucede con lo que vemos encima de un escenario.
Salud está a punto de retirarse y, como la buena chica del cuplé que siempre fue, tanto esfuerzo le será recompensado y además tendrá la fortuna de hacer "una buena boda", algo que no todas conseguían. El final de su historia, con un interesantísimo epílogo, en la siguiente y última entrada sobre Salud Ruíz.

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